El Señor Jesús, tenía temor, sus discípulos
también sintieron temor, aquel Jesús, que habían aprendido a conocer durante
tres años de ministerio, que jamás había demostrado ninguna clase de temor,
ahora temía, la angustia se apoderaba de él, y una preocupación grande se le veía
reflejada en el rostro…
varios siglos antes cuando el Rey David, cometió
el pecado de censar al Pueblo para conocer a cuanto ascendía la potencia
militar Israelí de la época, Dios Padre se encendió en ira, porque esto
reflejaba que la confianza del Rey en ese momento no se estaba apoyando en
Dios, sino en su propia fuerza, aun Joab, tío de David, y General de David, era
un hombre sin muchos escrúpulos, aun él le dijo al Rey David, que para que hizo
eso; posteriormente David se da cuenta de su error que en el fondo tenía un
poco de arrogancia y orgullo y le peso, sintió que había pecado; Dios le mando al profeta Gad, y Dios Padre le propuso al Rey David tres castigos 1. Tres meses de hambre; 2. Tres
meses ser derrotado delante de sus enemigos; 3. Por tres días la espada de Jehová,
es decir la Peste, la respuesta del Rey David fue “Que yo caiga en manos de Jehová,
porque sus misericordias son muchas; pero que no caiga en manos de hombres” el
Rey sabía que en la humanidad carece de misericordia (2 Samuel 24: 1-25; 1 Crónicas
21:1-27)
El Señor Jesús, sabia, que El Padre
Celestial y El Espíritu Santo, ya no podrían continuar estar cerca de Jesús,
porque todo el peso del pecado y la carga de los pecados de todos estarían
sobre el… tendría que experimentar en vida la muerte segunda, que es la separación
total de Dios, y cargaría y seria el pecado; Jesús, que jamás había asesinado,
secuestrado, que jamás había cometido ninguna violación sexual, que jamás había
fornicado, mentido o adulterado, ni cometido ningún pecado, llevaba sobre
el, el peso de tantos e innumerables pecados,
y lo peor sería entregado en manos de pecadores influenciados totalmente por satanás,
y ese sería el momento de las tinieblas
( Lucas 22:53)(Juan 19:11) Dios Padre, ni su Santo Espíritu, ni los santos ángeles
tendrían que intervenir, todo el castigo por los pecados estaría sobre él, y
seria inmolado igual al cordero pascual…(Isaias 53: 4-5 “Ciertamente llevo el
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores y nosotros le tuvimos por
azotado por herido de Dios y abatido, más el herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre el
y por su llaga fuimos nosotros curados.”); (Isaías 53: 7 “ Angustiado el, y
afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja
delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca)
Jesús había sido ungido en Betania días antes de la Pascua, con un perfume de
Nardo puro, de mucho valor, María, ungió los pies de Jesús, y los enjugo con sus cabellos, el cuerpo de Jesús
tenía esa fragancia a ese perfume exquisito, pero eso solo le recordaba a Jesús
su sepultura.
Pero aun había cosas que
necesitaba decirles y enseñarles a sus discípulos…
Subió El Mesías a Jerusalén,
grandes multitudes que llegaron a celebrar la Pascua, al saber que Jesús estaba
allí, tomaron ramas de palmera y subieron a recibirle y clamaban ¡Hosanna! ¡Bendito
el que viene en el nombre del Señor! Y Jesús monto un asnillo y se cumplió la profecía
de Zacarías 9:9; El corazón de Jesús al escuchar estas palabras se llenó de
dolor…
Recordaba la promesa de Redención
que Dios hizo a Adán y Eva cuando pecaron (Génesis 3:15), recordaba el día que llamo
al padre Abraham para hacer de el una gran nación; se acordaba del día en que el
Padre Abraham estuvo dispuesto a sacrificar al hijo de la Promesa a Isaac,
recordaba cuando lo bendijo y tácitamente se comprometió a ir a la cruz, porque
un hombre se atrevió a dar a su único y amado hijo, se acordaba del día en que Jacob
anhelo tanto ser el padre de la nación escogida para Dios, y del día en que el
Lucho con Jacob y lo bendijo (Génesis 32: 22-32), se acordaba cuando
descendieron a Egipto y fueron liberados “ En toda angustia de ellos el (El
Padre Eterno) fue angustiado, y el Ángel de su faz los salvo; en su amor y su
clemencia, los redimió, y los trajo, y los levanto, todos los días de la antigüedad.”
(Isaías 63: 9).
Se recordaba del día en que se le
apareció a Moisés en una llama de fuego en medio de una zarza y lo llamo para
que se regresara a Egipto y fuera el libertador de su pueblo Israel. (Éxodo
3:2)
Se recordaba cuando él iba adelante
peleando en favor de su pueblo cuando iban huyendo de los egipcios y cruzaron
el mar rojo “Y el Ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel se apartó,
e iba en pos de ellos; y así mismo la columna de nube que iba delante de ellos
se apartó y se puso a sus espaldas” (Éxodo 14:19);
Se recordó de los
días en que en el tiempo de la Ley fue enviado para guiar al Pueblo de Israel “He
aquí yo envió mi Ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te
introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su
voz no le seas rebelde; porque él no perdonara vuestra rebelión, porque mi
nombre está en él. Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te
dijere seré enemigo de tus enemigos y afligiré a los que te afligieren. Porque
mi Ángel ira delante de ti, y te llevara a la tierra del amorreo, del Heteo,
del Ferezeo, del cananeo, del heveo y del Jebuseo a los cuales yo hare
destruir. No te inclinaras a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos
hacen; antes los quebraras del todo y destruirás del todo y quebraras sus
estatuas.”
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