miércoles, 25 de julio de 2012

Emisarios del la Muerte Asesinos al Asecho III


La preocupación de ella era porque su papa no solo la tocaba a ella,  en su casa paso algo raro con la ropa de sus hermanos, a su hermana menor el padre también la comenzaba a acosar y cuando ella lavaba la ropa interior de su hermano menor,  apareció con rastros de sangre,  en muchas  noches había  escuchado unos quejidos, y ella no se explicaba, el niño estaba como retraído, lloraba constantemente, de la escuela le mandaban notas diciendo que el niño no ponía atención en clases, que pintaba los dibujos con colores negros, que hacia dibujos de hombres desnudos mostrando sus partes nobles y luego los manchaba con color negro, y que  pasaba,  en fin tantas cosas;  el papa pasaba y le golpeaba al niño las sentaderas, quería acercarse al niño pero este solo huía… al igual que su hermanita, también huía, solo que por estar más grande ella era quien lavaba la ropa interior   de sus hermanos y algo no le parecía muy normal.


Se hizo novia de ese hombre que le ofrecía la libertad tan anhelada, pero antes de cumplir los dieciocho años este hombre confronto al papa de ella porque él había estado observando por una cerca la forma como el papa los trataba, al día siguiente sus hermanitos estaban en la escuela, su papa se regresó del trabajo y la ultrajo, hubieron golpes, ella se resistía, en su mente no podía más, no podía creer semejante aberración, su llanto no conmovió al victimario, su sangre comenzó a salir de su cuerpo,  y lo único que la hacía sentir peor es que en un momento durante el ultraje  ella sintió placer, eso la hizo sentir la  criatura más sucia y asquerosa del mundo,  se fue y se bañó porque se sentía  miserable, sentía que no tenía ningún valor, se echaba agua y jabón, y lloraba y se seguía sintiendo sucia… y en ese momento pensó que Dios ya no la podía querer, por lo que ella acababa de sentir, y su papa le había dicho que ella era la culpable, que él era hombre y que los hombres no tienen la culpa de nada, y que ella era una desvergonzada y  descuidada por no tener reparo para vestirse, que a veces ni siquiera se había fijado que él estaba allí cuando ella se estaba cambiando,  que había sido ella quien lo había provocado, y que eso era lo que ella deseaba, el tipo era un desgraciado y miserable enfermo sexual;  la pobre joven su dolor era tan grande porque se sentía impotente ante la fuerza de un hombre que siempre golpeaba, se impresiono tanto al ver su sangre, que solo deseaba morir…


 El papa exigía toda la atención de ellos y del mundo por decir que si no era por él, no tendrían casa, comida ni nada, que el día que se fueran de la casa antes de irse le tenían que pagar hasta el último grano de sal que se habían comido, por el trabajo de él; el  miserable solo les daba de comer frijoles, tortilla con sal y café, todos los días, el dinero le servía para sus mujeres y para el trago.


Estaba tan perturbada y confundida y sabía que por más que lo intentara ya no podía seguir cuidando de sus hermanos… su corazón se rasgaba, sus lágrimas parecían ríos, sentía que la respiración le faltaba, que ya no podía más, se moría por dentro, y en quien podía confiar, simplemente si su progenitor fue capaz de tanto mal, quizás el único en el que podía confiar era en su novio.


 Se fue de la casa con la promesa de su novio que regresarían para llevarse a sus hermanos, sentía que iba a la deriva, como barquilla  sin rumbo, y cuando llego su novio ella no soporto más y le dijo que la habían violado, el indignado insistía que le dijera quien fue ese desgraciado mal viviente que le había hecho eso, que en ese mismo instante lo iba a matar, ella se contuvo y le dijo que fue un desconocido.


El novio no se lo creyó mucho, pero en un acto de misericordia le ofreció la ayuda que él podía darle…


Cuando se iban en el transporte público frente a ellos se encontraba un vehículo que decía “Jesús Te Ama”, sus lágrimas rodaron y dijo él no puede amarme a mí, yo no lo merezco, sus lágrimas corrían por sus mejillas, y se acusaba de algo de lo que no era culpable.


Ese día se fue con su novio, al cual no conocía, pero ella creía que  esa vida desconocida era mejor, que quizás sería el paraíso comparado con el infierno que en ese momento vivía.


El compañero de vida también sentía pasión hacia ella, desde el primer día que ella se fue,  su novio quería tener intimidad con ella, no hallaba como convencerla, ella solo quería llorar su dolor y olvidar, y el solo quería su cuerpo, él le ofreció la forma de olvidar…


Desde el primer día  que se fue con él, fue la primera vez que ella probo licor, se olvidó de todo, y perdió el sentido, su compañero de vida complació su instinto animal, y ella solo quería olvidar… se sintió tan adolorida, sus moretones en el cuerpo, el maltrato del ultraje y su corazón roto, la resaca de la noche anterior, el deseo de vomitar, el dolor de cabeza y los mareos, eran espantosos y sus males parecían no tener cura… el marido le dio un trago de licor y eso le dio energía, y le dio alimentos, pero eso no era la cura…


Las semanas pasaban y lejos de olvidar el dolor se hacía más profundo, la nostalgia y el miedo por sus hermanos, ella se acercaba a la casa de su papa, para saber lo que pasaba pero sus hermanos no le contaban ninguna otra novedad, solo que… su hermana de repente parecía odiarla, en su mente no se borraba esa imagen, y siendo dos años menor que ella ya le había dicho que tenía un novio y que se iba a ir con él.


Su indignación de mujer, su dolor se convirtió en  rabia y una furia tan grande y parecía que todos esos sentimientos juntos la habían hecho tan fuerte como un roble y que todo estaría bien, que ya tenía las cosas bajo control; su marido trabajaba y cada vez que había estado con ella el licor no faltaba solo que ella con el tiempo había sufrido una de las consecuencias que les pasa a la mayoría de  las víctimas de violación sexual, se despertó su instinto sexual desenfrenadamente, estaba con cualquiera y se había mentalizado que eso simplemente no era nada, el marido le había dicho que usara métodos de prevención sexual,  ella se sentía sin ningún valor; y cuando con su marido se iban a tomar a veces  tenían en grupo, al principio ella no supo que a su marido le gustaban las orgias, no sabía que el sin piedad la iba compartir con cualquiera, que ella podía amanecer en la cama de cualquiera, tampoco se había dado cuenta que a él no le importaría que le pagaran el vicio de ellos por pasar una noche con ella, o muchas noches, es solo que ahora el cuerpo de ella ya parecía tener cierto control para mantener su cordura aun con grandes cantidades de alcohol, con los días lo comprendió y entendió que aunque él le decía que la amaba, lo único que él amaba era su botella de licor, y si era cierto que ella le gustaba por su belleza, no era más que algo así como un trofeo para él, de alguna manera el la exhibía y quería tenerla siempre cerca de el… no solo porque le gustaba sino por la ganancia que de alguna manera le generaba.


Cuando ella comprendió el supuesto amor que su compañero de vida decía tenerle, ella siempre le mentía y siempre le decía que lo amaba, muchas veces ella se fue con más de un hombre por placer, y siempre decía que el alcohol le había hecho hacer eso…




A su marido no le importaba y le había enseñado a sacarle dinero a los otros hombres, para el llevarla a tomar licor,  ya le era un beneficio salir a embriagarse con ella, y ella,  ya había aprendido a quedarse con parte del dinero, con hacerles sentir a los hombres cierto interés hacia ellos a darles palabras amables,  dulces, sensuales y de “amor”,  entre otras cosas, y ellos a soltar el pisto… no se había dado cuenta que se había convertido en  una prostituta.

Que al día siguiente antes que le diera una resaca al pie de la cama tenía una botella de licor, y se tomaba un trago y buscaba que comer, buena comida eso sí, y por la tarde a buscar que ropa bonita se podía comprar, a ella le parecía que cada vez que gastaba la parte de su dinero en ropa, zapatos y cosas que a ella le gustaba se sentía feliz, de cuando en cuando un pequeño regalo para sus hermanos y volver a revivir el dolor de su ultraje y la repugnancia de ver a su victimario solo que con furia y advirtiéndole que si se daba cuenta que le había hecho daño a sus hermanos y si la volvía a tocar no iba a ser ella la que se manchara las manos de sangre, pero que sus amigos si lo iban hacer, y no se iban a tentar el hígado porque se lo merecía.
Ella se había acostumbrado a llamarles por teléfono a sus “amigos”,  las mentiras de su mente le hacían parecer que todos eran grandes amigos y en algunos problemas estaban juntos, estaban cerca y sentían el  apoyo de ellos, se sentían como protegidos por ellos, y los supuestos amigos pagaban el vicio, el problema fue que uno de esos días apareció con unos síntomas extraños, pero no solo ella con los días el también, fueron a pasar consulta, ni uno ni otro dio una palabra, se tomaron su tratamiento y ya, pero ella pensaba que desgracia más grande, todo lo que estaba padeciendo como una niña, jamás pensó  en ninguna de estas cosas, y en su marco de referencia mental, ni siquiera sabía que estas enfermedades existían; pasaron los días una de esas noches salió embarazada, la nueva vida que traería al mundo le hacía sentir alegría, lo único que aunque ella juraba y perjuraba que ese niño era hijo de su marido, ni ella ni el sabían de quien era hijo…
El niño nació, el marido cada día se enviciaba más, entre que trabajaba y no por su vicio, entre que el dinero alcanzaba y no, ella tomo la firme decisión de trabajar en un bar de mesera, su belleza era prometedora, y así convinieron con su marido que mientras ella trabajaba en un bar, el por las noches cuidaría del niño, y así fue.
El dinero no faltaba, ella tenía sus lujos, ahora salía con diferentes hombres incluso el dueño del Bar, que era amigo de su marido pero que siempre le decía que a su marido que a ella no le importaba su jefe, cosa que era cierta, que ella lo sabía bien, pero su marido no significaba ningún obstáculo en los planes de ella, él llegaba de vez en cuando a tomar al Bar, dejaba su hijo con su mama, y a veces hasta los tres salían y llevaban a otra de sus amigas.

No importaba adonde quiera que ella, siempre se sentía vacía, con una ausencia en su interior que la desesperaba, sonreía y quería hacerle creer al mundo que era una triunfadora, sus ropas eran bonitas, pero nada la llenaba, el dolor de haber dejado a sus hermanos con su padre le causaba un profundo pesar, y adonde quiera que fuera siempre veía en más de algún lugar la frase “Jesús te Ama”… aunque su corazón estaba tan destrozado por dentro, al punto que le era imposible creer en el amor de Jesús de Nazaret…

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