La preocupación de ella era
porque su papa no solo la tocaba a ella,
en su casa paso algo raro con la ropa de sus hermanos, a su hermana
menor el padre también la comenzaba a acosar y cuando ella lavaba la ropa interior
de su hermano menor, apareció con rastros
de sangre, en muchas noches había
escuchado unos quejidos, y ella no se explicaba, el niño estaba como retraído,
lloraba constantemente, de la escuela le mandaban notas diciendo que el niño no
ponía atención en clases, que pintaba los dibujos con colores negros, que hacia
dibujos de hombres desnudos mostrando sus partes nobles y luego los manchaba
con color negro, y que pasaba, en fin tantas cosas; el papa pasaba y le golpeaba al niño las
sentaderas, quería acercarse al niño pero este solo huía… al igual que su
hermanita, también huía, solo que por estar más grande ella era quien lavaba la
ropa interior de sus hermanos y algo no
le parecía muy normal.
Se hizo novia de ese hombre que
le ofrecía la libertad tan anhelada, pero antes de cumplir los dieciocho años
este hombre confronto al papa de ella porque él había estado observando por una
cerca la forma como el papa los trataba, al día siguiente sus hermanitos
estaban en la escuela, su papa se regresó del trabajo y la ultrajo, hubieron
golpes, ella se resistía, en su mente no podía más, no podía creer semejante aberración,
su llanto no conmovió al victimario, su sangre comenzó a salir de su cuerpo, y lo único que la hacía sentir peor es que en
un momento durante el ultraje ella
sintió placer, eso la hizo sentir la criatura
más sucia y asquerosa del mundo, se fue
y se bañó porque se sentía miserable,
sentía que no tenía ningún valor, se echaba agua y jabón, y lloraba y se seguía
sintiendo sucia… y en ese momento pensó que Dios ya no la podía querer, por lo
que ella acababa de sentir, y su papa le había dicho que ella era la culpable,
que él era hombre y que los hombres no tienen la culpa de nada, y que ella era
una desvergonzada y descuidada por no
tener reparo para vestirse, que a veces ni siquiera se había fijado que él
estaba allí cuando ella se estaba cambiando, que había sido ella quien lo había provocado, y
que eso era lo que ella deseaba, el tipo era un desgraciado y miserable enfermo
sexual; la pobre joven su dolor era tan
grande porque se sentía impotente ante la fuerza de un hombre que siempre
golpeaba, se impresiono tanto al ver su sangre, que solo deseaba morir…
El papa exigía toda la atención de ellos y del
mundo por decir que si no era por él, no tendrían casa, comida ni nada, que el día
que se fueran de la casa antes de irse le tenían que pagar hasta el último
grano de sal que se habían comido, por el trabajo de él; el miserable solo les daba de comer frijoles,
tortilla con sal y café, todos los días, el dinero le servía para sus mujeres y
para el trago.
Estaba tan perturbada y
confundida y sabía que por más que lo intentara ya no podía seguir cuidando de
sus hermanos… su corazón se rasgaba, sus lágrimas parecían ríos, sentía que la
respiración le faltaba, que ya no podía más, se moría por dentro, y en quien
podía confiar, simplemente si su progenitor fue capaz de tanto mal, quizás el
único en el que podía confiar era en su novio.
Se fue de la casa con la promesa de su novio
que regresarían para llevarse a sus hermanos, sentía que iba a la deriva, como
barquilla sin rumbo, y cuando llego su
novio ella no soporto más y le dijo que la habían violado, el indignado insistía
que le dijera quien fue ese desgraciado mal viviente que le había hecho eso,
que en ese mismo instante lo iba a matar, ella se contuvo y le dijo que fue un
desconocido.
El novio no se lo creyó mucho,
pero en un acto de misericordia le ofreció la ayuda que él podía darle…
Cuando se iban en el transporte público
frente a ellos se encontraba un vehículo que decía “Jesús Te Ama”, sus lágrimas
rodaron y dijo él no puede amarme a mí, yo no lo merezco, sus lágrimas corrían
por sus mejillas, y se acusaba de algo de lo que no era culpable.
Ese día se fue con su novio, al
cual no conocía, pero ella creía que esa
vida desconocida era mejor, que quizás sería el paraíso comparado con el
infierno que en ese momento vivía.
El compañero de vida también
sentía pasión hacia ella, desde el primer día que ella se fue, su novio quería tener intimidad con ella, no
hallaba como convencerla, ella solo quería llorar su dolor y olvidar, y el solo
quería su cuerpo, él le ofreció la forma de olvidar…
Desde el primer día que se fue con él, fue la primera vez que
ella probo licor, se olvidó de todo, y perdió el sentido, su compañero de vida complació
su instinto animal, y ella solo quería olvidar… se sintió tan adolorida, sus
moretones en el cuerpo, el maltrato del ultraje y su corazón roto, la resaca de
la noche anterior, el deseo de vomitar, el dolor de cabeza y los mareos, eran
espantosos y sus males parecían no tener cura… el marido le dio un trago de
licor y eso le dio energía, y le dio alimentos, pero eso no era la cura…
Las semanas pasaban y lejos de
olvidar el dolor se hacía más profundo, la nostalgia y el miedo por sus
hermanos, ella se acercaba a la casa de su papa, para saber lo que pasaba pero
sus hermanos no le contaban ninguna otra novedad, solo que… su hermana de
repente parecía odiarla, en su mente no se borraba esa imagen, y siendo dos
años menor que ella ya le había dicho que tenía un novio y que se iba a ir con él.
Su indignación de mujer, su dolor
se convirtió en rabia y una furia tan
grande y parecía que todos esos sentimientos juntos la habían hecho tan fuerte
como un roble y que todo estaría bien, que ya tenía las cosas bajo control; su
marido trabajaba y cada vez que había estado con ella el licor no faltaba solo
que ella con el tiempo había sufrido una de las consecuencias que les pasa a la
mayoría de las víctimas de violación
sexual, se despertó su instinto sexual desenfrenadamente, estaba con cualquiera
y se había mentalizado que eso simplemente no era nada, el marido le había
dicho que usara métodos de prevención sexual,
ella se sentía sin ningún valor; y cuando con su marido se iban a tomar
a veces tenían en grupo, al principio ella
no supo que a su marido le gustaban las orgias, no sabía que el sin piedad la
iba compartir con cualquiera, que ella podía amanecer en la cama de cualquiera,
tampoco se había dado cuenta que a él no le importaría que le pagaran el vicio
de ellos por pasar una noche con ella, o muchas noches, es solo que ahora el
cuerpo de ella ya parecía tener cierto control para mantener su cordura aun con
grandes cantidades de alcohol, con los días lo comprendió y entendió que aunque
él le decía que la amaba, lo único que él amaba era su botella de licor, y si era
cierto que ella le gustaba por su belleza, no era más que algo así como un
trofeo para él, de alguna manera el la exhibía y quería tenerla siempre cerca
de el… no solo porque le gustaba sino por la ganancia que de alguna manera le
generaba.
Cuando ella comprendió el
supuesto amor que su compañero de vida decía tenerle, ella siempre le mentía y
siempre le decía que lo amaba, muchas veces ella se fue con más de un hombre
por placer, y siempre decía que el alcohol le había hecho hacer eso…
A su marido no le importaba y le
había enseñado a sacarle dinero a los otros hombres, para el llevarla a tomar
licor, ya le era un beneficio salir a
embriagarse con ella, y ella, ya había
aprendido a quedarse con parte del dinero, con hacerles sentir a los hombres
cierto interés hacia ellos a darles palabras amables, dulces, sensuales y de “amor”, entre otras cosas, y ellos a soltar el pisto…
no se había dado cuenta que se había convertido en una prostituta.
Que al día siguiente antes que le
diera una resaca al pie de la cama tenía una botella de licor, y se tomaba un
trago y buscaba que comer, buena comida eso sí, y por la tarde a buscar que
ropa bonita se podía comprar, a ella le parecía que cada vez que gastaba la
parte de su dinero en ropa, zapatos y cosas que a ella le gustaba se sentía
feliz, de cuando en cuando un pequeño regalo para sus hermanos y volver a
revivir el dolor de su ultraje y la repugnancia de ver a su victimario solo que
con furia y advirtiéndole que si se daba cuenta que le había hecho daño a sus
hermanos y si la volvía a tocar no iba a ser ella la que se manchara las manos
de sangre, pero que sus amigos si lo iban hacer, y no se iban a tentar el
hígado porque se lo merecía.
Ella se había acostumbrado a llamarles
por teléfono a sus “amigos”, las
mentiras de su mente le hacían parecer que todos eran grandes amigos y en
algunos problemas estaban juntos, estaban cerca y sentían el apoyo de ellos, se sentían como protegidos por
ellos, y los supuestos amigos pagaban el vicio, el problema fue que uno de esos
días apareció con unos síntomas extraños, pero no solo ella con los días el
también, fueron a pasar consulta, ni uno ni otro dio una palabra, se tomaron su
tratamiento y ya, pero ella pensaba que desgracia más grande, todo lo que
estaba padeciendo como una niña, jamás pensó
en ninguna de estas cosas, y en su marco de referencia mental, ni
siquiera sabía que estas enfermedades existían; pasaron los días una de esas
noches salió embarazada, la nueva vida que traería al mundo le hacía sentir
alegría, lo único que aunque ella juraba y perjuraba que ese niño era hijo de
su marido, ni ella ni el sabían de quien era hijo…
El niño nació, el marido cada día
se enviciaba más, entre que trabajaba y no por su vicio, entre que el dinero
alcanzaba y no, ella tomo la firme decisión de trabajar en un bar de mesera, su
belleza era prometedora, y así convinieron con su marido que mientras ella
trabajaba en un bar, el por las noches cuidaría del niño, y así fue.
El dinero no faltaba, ella tenía
sus lujos, ahora salía con diferentes hombres incluso el dueño del Bar, que era
amigo de su marido pero que siempre le decía que a su marido que a ella no le
importaba su jefe, cosa que era cierta, que ella lo sabía bien, pero su marido
no significaba ningún obstáculo en los planes de ella, él llegaba de vez en
cuando a tomar al Bar, dejaba su hijo con su mama, y a veces hasta los tres
salían y llevaban a otra de sus amigas.
No
importaba adonde quiera que ella, siempre se sentía vacía, con una ausencia en
su interior que la desesperaba, sonreía y quería hacerle creer al mundo que era
una triunfadora, sus ropas eran bonitas, pero nada la llenaba, el dolor de
haber dejado a sus hermanos con su padre le causaba un profundo pesar, y adonde
quiera que fuera siempre veía en más de algún lugar la frase “Jesús te Ama”…
aunque su corazón estaba tan destrozado por dentro, al punto que le era
imposible creer en el amor de Jesús de Nazaret…
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