En
la silla de los infieles: “La anciana de la vida muy divertida”
No importo en cual época
ella nació y vivió, ni siquiera las nuevas generaciones la impresionaban,
siempre había hecho cosas superiores a los demás, cuando hablaba con gente
joven jamás la engañaban, y si alguien le pedía un consejo, si que sabia
aconsejar, había vivido demasiado, casi cien años, su cuerpo había envejecido
con juventud, siempre uso las mejores cremas, los mas deliciosos perfumes, y
tratamientos, se reía en todo tiempo, había ido a cualquier lugar que le había
placido, había bebido en exceso y las fiestas siempre fueron parte de su vida,
sabia bailar cualquier ritmo de música, y muchas noches de su vida las paso
bebiendo junto con su único esposo, un hombre con una mente tan amplia, que era
incapaz de frenar a esa mujer con ese espíritu tan vivaz, que lo volvía
loco, con el o sin él, ella siempre fue
ella, con hijos o sin ellos siempre fue ella, tuvo una idea muy propia de lo
que la vida podía ser, aunque conservaba dentro de si el afecto tan especial
hacia su padre a quien perdió a sus cinco años de vida, a sus tres años de vida,
él le dio como regalo varios carrizos de hilos de diversos colores y unas telas
de manta para que aprendiera a coser, le regalo además una muñeca de tusa,
cosas que jamás olvido, y que aun practico un día antes de su muerte, ella se alegraba tanto de haber tenido todo lo que
había deseado, y su alma siempre fue
joven, en sus casi cien años de vida también había conocido demasiada maldad,
la albergo tan dentro de ella, y era tan capaz de hacer que la maldad en otros
germinara, creciera y diera frutos.
Todo el que la conocía
quedaba impresionado por su personalidad, era una de las personas que mas amaba
la vida y se había aferrado tanto a ella, y a pesar de las duras tormentas había aprendido a que todo pasaba, sin
importar cuán difícil fuera, enterró a su padre, a su madre, a su esposo, y a
varios de sus hermanos, a varios de sus hijos, a muchos de sus amigos, aunque
toda su vida fue capaz de tener amigos de todas las edades, era imposible no
amarla, porque ella aceptaba a todas las personas como fueran, con todo lo
bueno y con todo lo malo; vivió casi cien años de cambios en su país,
sobrevivió a tres guerras en su patria natal, y parecía que su alma estaba
blindada, nada parecía asustarle, jamás se aferro al amor de ningún hombre, ni
al amor de nadie, aunque amo a todos y todos la amaban a ella, sería difícil
describir a semejante mujer.
Esta anciana de vida
muy divertida; en muchos momentos de su vida opacaba en definitiva todas las
almas tristes y reprimidas de cualquier ciudad; hizo las cosas más atrevidas que
cualquiera hubiera imaginado, su dicho popular favorito era “Cuando uno se
muere solo se lleva lo comido y lo vivido”, así que se decidió con todas las
fuerzas de su alma a vivir la vida de la forma más interesante y plena que podía;
tenía una mente tan amplia y tan liberal, solo que casi al ocaso de su vida se encontró
sentada en la silla de los infieles, a esperar el momento de su muerte, recordando cuanto bien y cuanto mal había
hecho; muchos días había estado triste, se sentía vacía y ebria de soledad.
Recordaba la muerte de sus padres; la muerte de su amada madrecita, ella
presencio ese momento, según se acordaba fue una muerte tranquila, su rostro
reflejaba paz, su madre murió a la edad de cien años exactos el mismo día que
nació, su mente perdió la lucidez, pero nunca el temor y el respeto a Dios, en
sus últimos momentos con una mirada fija rogaba la misericordia de Dios,
falleció rodeada de sus seres queridos y con muchos cuidados, su madre fue una
mujer, hermosa, sencilla, y bondadosa, con un pasado intachable, también fue
viuda, y en su segundo matrimonio concibió a esta mujer excepcional.
Ella estaba
contemplando la idea de cómo sería su muerte, sabía que Dios existía, pero
muchas veces ella había buscado a Dios, y muchas veces había buscado a Satanás,
en el ocultismo, sus recuerdos de que había sido una buena amiga con muchas
personas, pero una mala madre la atormentaban, lloraba la muerte de uno de sus
hijos, creía a veces escuchar que un pájaro le decía que uno de sus hijos se
murió, al hijo que abandono, esto le dolía
tanto, tenia culpa y aunque no quería se atormentaba así misma, y aunque le
había pedido perdón a Dios, sentía que él nunca la había perdonado; los
recuerdos del pasado eran su cárcel, entonces se dio cuenta de lo infructuoso
de vivir sin Dios; el temor que la muerte estaba a punto de llevarse su vida,
la atormentaba, y se decía, fui mala sí; pero fui muy buena, ayude a todo el
que pude, fui mala, pero fui también buena, tuve un equilibrio, pero no, no me
quiero morir así, si hay un cielo con todo lo que siento no creo entrar en él, más
segura estoy que si hay un infierno allí voy a llegar, me siento tan sucia por
dentro, me siento vacía, sé que cuando le pedí mas de algún favor a Dios de
corazón me escucho, vi sus milagros; pero no siento que alguna vez haya
conocido el amor de Dios, se que ese es el amor más grande…y sé que necesito
ser perdonada por él, no me siento en paz con el, necesito su perdón…
De alguna manera su
alma le indicaba que por las obras no podía entrar al cielo; ella había ido a
la iglesia evangélica muchas veces, pero no se había arrepentido de corazón,
desde el año mil novecientos treinta había guardado en unas maletas un frasco
vacio de perfume de la suerte, para tener dinero y suerte, ella creía que todo
el bien que tenia procedía de sus objetos de la suerte de ciertas plantas, y
demás fetiches, pero no era así, todo el bien venia de Dios, porque fue una
hija especial con su madre, venia además porque siempre vistió al necesitado, y
compartió su pan con el tenia hambre, venia que aunque ella no amaba a Dios, si
alguien necesito de un techo ella le ayudo, era el pago de lo que había
sembrado, amor, bondad, y protección a otros.
Sentada en la silla de
los infieles, compartiendo su vida con los temores de su alma, con la soledad
de su vida, con los remordimientos y sentimientos de culpa, miraba a los cielos
y comenzó a pedirle a Dios clemencia por su vida, y comenzó a pedirle perdón a
Dios de corazón por todos sus pecados, se arrepintió de su maldad, y reconoció
que el Señor Jesús había muerto en una cruz, por sus pecados, ese día
comprendió que sus buenas obras no podían competir con la bondad, el amor y la
santidad de Dios, que no podía ir al cielo por sus buenas obras, que lo único
que igualaba la santidad de Dios, era la sangre del Señor Jesucristo, que ese
era el precio justo para pagar la deuda su pecado, lloro por largo rato, pero
su alma al fin fue libre, e inexplicablemente sintió el amor de Dios en su
corazón; el peso que agobiaba su alma, se fue de su corazón, sintió que una
pesada y enorme carga como del tamaño del mundo le fue quitada de su espalda, y
por primera vez fue verdaderamente libre, Dios la liberto de estar sentada en
la silla de los infieles. Ella fue amiga de Dios, le amo con toda su alma, y
con su testimonio de vida cristiana muchos de sus amigos de diferentes edades se
convirtieron a Dios, conoció la verdadera alegría del corazón, no necesitaba
embriagarse para ser feliz, ella ya era feliz, Dios por medio de su Espíritu
Santo estaba en su corazón, la sangre del Señor Jesucristo había pagado el
precio de su libertad, y estaba contenta esperando el llamado de Dios a su
presencia, tres lindos años transcurrieron y el día de su muerte, su rostro
irradiaba una paz, que solo la tienen aquellos que tienen la paz de Dios, y su perdón
y saben que van al cielo, por su amor, la sangre de su Santo Hijo, y su gran
misericordia.
La Biblia dice en San
Juan 3:16 “Porque de tal manera amo Dios al mundo que ha dado su hijo unigénito
para que todo aquel que en el crea no se pierda mas tenga la vida eterna”. La pregunta para ti es: después de
saber cuánto vales y te ama Dios, ¿Que harás tú con Jesús, el regalo de
salvación?
Puedes pedirle perdón por tus pecados:
Señor Jesús yo te pido perdón por todos mis pecados, sé que has muerto
en una cruz por amor a mí, y que Dios Padre te resucito de entre los muertos al
tercer día; lávame, límpiame de mi maldad con tu sangre preciosa, te necesito,
te declaro el Señor y Salvador de mi vida, enséñame hacer tu voluntad, dame
fuerzas, dame una nueva vida; yo doy gracias a Dios el Padre por haberte
enviado a mi Jesús a morir por mis pecados y por recibirme como tu hijo. En tu
nombre Jesús he orado, Amen.
Si usted ha hecho esta oración, Lea la Biblia, así conocerá como hacer
la voluntad de Dios y alimentara su alma, tendrá consejos prácticos para todos
los problemas de su vida, hallara la verdad y esta le hará libre; busque a Dios
en oración, Dios le escucha y el responde las oraciones; y busque una Iglesia
donde se le predique la palabra de Dios. ¡Cristo Viene Pronto, ya no como
Cordero, sino como Juez de las Naciones, prepárate para el encuentro con Dios! La
Biblia que es la palabra de Dios, en Apocalipsis 3:20“He aquí, yo estoy a la
puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrare a él, y cenare
con él y el conmigo”. Apocalipsis 14:9. El Señor
Jesucristo Te Ama y murió por amor a ti.
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