En la silla de los infieles (Libro)
Muchas
eran las personas que estaban absortos, sentados, con un terrible vació interior, en unas sillas, sin esperanza en Dios, con miedo a la muerte, unos
estaban esperando el momento de su
muerte absortos, sin mayores respuestas, preguntándose el porqué su vida había
llegado a su fin, otros sabían que ya era el tiempo, reflexionando sobre todas
aquellas cosas que no hicieron, unas porque les fue imposible, otras porque no
quisieron esforzarse, muchos se lamentaban del tiempo perdido en resentimientos
contra sus seres queridos, amigos, familiares o sus cónyuges, se lamentaban por
haber perdido tanto tiempo en discusiones sin sentido, infructuosas, también
por aquellos sentimientos de envidia hacia otros, que los habían apartado de
sus metas, se habían enfocado tanto en otros, que se descuidaron de superarse,
muchos sabían que ya no tenían tiempo de enmendar todo el daño que habían
causado a otros, y otros sabían que ya no tendrían una segunda oportunidad para
tratar de superar el dolor que otros les habían causado, igualmente se sentían
culpables por no haber hecho nada para cambiar las diferentes situaciones, para
empeorar las cosas se sentían tan ajenos a Dios, a sus propósitos, a su bondad,
a su amor y a su perdón, el saber que iban a morir producía tristeza en demasía, los recuerdos, los
remordimientos, los amores pasados, los amores presentes, los seres queridos,
los sueños y metas perdidas, y los tesoros escondidos del alma de cada uno les
dejaba pensativos, sin embargo el sentimiento de angustia era el mismo, todos
tenían miedo y temor a la muerte, miedo y temor a lo desconocido, una incertidumbre
tan grande, si existía o no el cielo y el infierno, y que si existían, adonde
seria su nueva morada, muchos sentados en estas sillas, habían hecho cosas muy
nobles y buenas, otros muy malas, viles y despreciables, unos sabían que Dios
existía, pero en sus vidas jamás le habían permitido reinar, y no importaba
cuan buenos fueran algo muy profundo dentro de su interior les decía que a
pesar de todo lo bueno al cielo no podían entrar, algo les decía que jamás
podían estar delante de la presencia de Dios y vivir con el porqué nada de lo
que hubieran hecho podía estar a la altura de la santidad de Dios.
Una
cosa si era cierta el tiempo se acababa y sentían impotencia por no poder
sentir paz, con respecto a su futuro, la angustia que sentían era tan grande, todos estaban callados, de repente al escuchar
los sollozos de una mujer que estaba enferma del hígado, Miriam era su nombre,
comenzó a agonizar y a delirar, ella decía que no quería morirse, que estaba
muy joven, llamaba a su mama, pero ella estaba sola, gritaba diciendo tengo
miedo, tengo miedo, no sé adónde voy a ir, tres suspiros salieron de ella, una
respiración profunda, y murió, las miradas de siete de ellos se cruzaron, sus
pensamientos se unieron, sabían que para ella había llegado el fin, y las
lagrimas comenzaron a correr por las mejillas de tres de ellos…preguntándose quién
de ellos sería el siguiente, una mujer de nombre Stefany, tomo entre sus manos
una toalla, la metió a su boca, para no gritar, sus lagrimas rodaban por sus
mejillas, su cuerpo temblaba y ya no hallaba que hacer, sentía que ya no podía más,
se sentía como en una cárcel, estaba ardiendo de fiebre, pero estaba lucida, la
impresión de ver llorar a los demás y de sentirse tan quebrantada de salud, le
indicaba que probablemente ella era la siguiente en morir, pues los demás no se
veían tan mal como ella, su presión subió rápidamente, las palpitaciones eran
muy fuertes, sentía que no podía respirar, aunque trataba de calmarse, todos
comenzaron a preguntarse quién sería el siguiente en morir.
En
esas sillas todas las personas sin Dios esperaban la muerte, a unos no les
interesaba morir, todo era lo mismo para ellos, muchos estaban en sus sueños,
tratando de impresionar a todo el mundo sin saber que en cuestión de horas
pasarían a la eternidad, a otros les faltaban minutos, pero no lo sabían,
incluso unos se irían más pronto que muchos que estaban enfermos. Si habían
observado que muchos de los que estaban sentados eran llamados por una persona
que decía algunas cosas y que en ese momento no le habían puesto atención, pero
los pocos de esas personas les mudaba su semblante y se iban a otro lugar
dejaban esa enorme sala con esas sillas, y esas compañías tan tristes quedaban
atrás, pero estaban tan absortos en sus pensamientos que casi no ponían
atención a todo lo que acontecía a su alrededor
Dios,
aun tenía planes para ellos, el amor de Dios es inagotable, y les mando a todos
los que estaban sentados en la silla de los infieles a personas que hablaran de
su amor, de su perdón, de su Santo Hijo, de su muerte en la Cruz, y que aun
tenían tiempo de ponerse a cuentas con el.
Ocho
personas que estaban sentados en la misma fila, estaban juntos, pero de repente
Dios mando una persona para que les hablara de su gran amor y misericordia, Solo
repetía unas pocas palabras pero eran suficientes “Dios les ama, Dios les ama,
Dios les ama, mando a su Santo Hijo a morir por ustedes les decía, hay
esperanza para todo aquel que en el cree, les decía, aun hay esperanza para
ustedes…La Biblia dice en San Juan 3:16 “Porque de tal manera amo Dios al mundo
que ha dado su hijo unigénito para que todo aquel que en el crea no se pierda
mas tenga la vida eterna”, a nadie le pueden doler más que a Dios, el dio lo
mas especial que tenia, vio morir a su hijo denigrado por la humanidad que el
mismo había creado, que el mismo amaba.
¿Hasta adonde llego el amor de nuestro Señor
Jesucristo? Llego hasta la muerte, llego hasta darlo todo, su misma vida, llego
hasta ignorar la burla, el desprecio, la humillación, los azotes, piel
desgarrada, los clavos, llego hasta ignorar una corona de espinas sobre su
sien, y algo mas llego hasta ignorar el cargar llevar la cruenta cruz sobre sus
hombros, esa cruz en donde cumpliría su sentencia de muerte.
Su amor llego hasta ignorar su divinidad y
entregarse a un final que solo le correspondía a un vil criminal, llego hasta
aceptar ser maldecido por Dios, a pesar de ser inocente, llego tan lejos para
soportar en su ser la separación del Padre, de aceptar en si mismo ser el pago
perfecto por nuestros pecados, ser el pecado y llevar el pecado para propiciar la reconciliación perfecta con Dios
Padre, su amor fue tan grande que lo
motivo a ser el precio perfecto de la redención del pecado, sin importar las
consecuencias de su decisión.
Su amor tan grande lo hizo aceptar la
destrucción total de su cuerpo, lo llevo aceptar su sentencia de muerte y no
cualquier muerte era una muerte cruel una muerte de Cruz, donde todo el tiempo que estuvo en la cruz
colgado se estaba asfixiando, ese amor tan grande hizo que el autor de la vida aceptara ir al
sepulcro, y bajar hasta el infierno, derrotar a la muerte y el Hades, para
darnos vida eterna.
La pregunta para ustedes: después de saber
cuánto valen y cuanto les ama Dios, es ¿Que harán ustedes con Jesús, el regalo
de salvación?
Ustedes pueden pedirle perdón
por sus pecados diciéndole: Señor Jesús yo te pido perdón por todos mis pecados, sé que has muerto
en una cruz por amor a mí, y que Dios Padre te resucito de entre los muertos al
tercer día; lávame, límpiame de mi maldad con tu sangre preciosa, te necesito,
te declaro el Señor y Salvador de mi vida, enséñame hacer tu voluntad, dame
fuerzas, dame una nueva vida; yo doy gracias a Dios el Padre por haberte
enviado a mi Jesús a morir por mis pecados y por recibirme como tu hijo. En tu
nombre Jesús he orado, Amen.
De pronto estas siete personas comenzaron a
escucharla, y en sus mentes cada uno de ellos comenzó hacer remembranza de lo
que había sido su vida.
Ellos tampoco sabían que algunos de ellos
Dios les preservaría la vida por un tiempo mas y tendrían además el regalo de
la sanidad divina, para que conocieran de su amor y su perdón, y les enseñaran
a otros de su gran amor por la humanidad y que algunas de sus vidas a pesar de
las dificultades siempre de allí en adelante tendrían una genuina esperanza y
por primera vez experimentarían la verdadera felicidad, esa que no se acaba,
que no se necesita nada mas que a Dios, a su Hijo, ser perdonados y llenos del
Espíritu Santo.
Todas las vidas eran diferentes, en realidad
cada vida era una historia, algunas de esas historias eran muy divertidas y
otras muy tristes, y es que cada vida es como una película, es que cada vida es
una verdadera historia.
“La anciana de la vida muy divertida”
No
importo en cual época ella nació y vivió, ni siquiera las nuevas generaciones
la impresionaban, siempre había hecho cosas superiores a los demás, cuando
hablaba con gente joven jamás la engañaban, y si alguien le pedía un consejo,
si que sabia aconsejar, había vivido demasiado, casi cien años, su cuerpo había
envejecido con juventud, siempre uso las mejores cremas, los mas deliciosos
perfumes, y tratamientos, se reía en todo tiempo, había ido a cualquier lugar
que le había placido, había bebido en exceso y las fiestas siempre fueron parte
de su vida, sabia bailar cualquier ritmo de música, y muchas noches de su vida
las paso bebiendo junto con su único esposo, un hombre con una mente tan
amplia, que era incapaz de frenar a esa mujer con ese espíritu tan vivaz, que
lo volvía loco, con el o sin el, ella siempre fue ella, con hijos o sin ellos
siempre fue ella, tuvo una idea muy propia de lo que la vida podía ser, aunque
conservaba dentro de si el afecto tan especial hacia su padre a quien perdió a
sus cinco años de vida, quien a sus tres
años de vida le dio como regalo varios carrizos de hilos de diversos colores y
unas telas de manta para que aprendiera a coser, le regalo además una muñeca de
tusa, cosas que jamás olvido, y que aun practicaba un día antes de su muerte, ella se alegraba tanto de haber tenido todo lo que
había deseado, y su alma siempre fue
joven, en sus casi cien años de vida también había conocido demasiada maldad,
la albergo tan dentro de ella, y era tan capaz de hacer que la maldad en otros
germinara, creciera y diera frutos.
Todo
el que la conocía quedaba impresionado por su personalidad, era una de las
personas que mas amaba la vida y se había aferrado tanto a ella, y a pesar de
las duras tormentas había aprendido que
todo pasaba, sin importar cuán difícil fuera, enterró a su padre, a su madre, a
su esposo, y a varios de sus hermanos, a varios de sus hijos, a muchos de sus
amigos, aunque toda su vida fue capaz de tener amigos de todas las edades, era
imposible no amarla, porque ella aceptaba a todas las personas como fueran, con
todo lo bueno y con todo lo malo; sabia escuchar, y vivió casi cien años de
cambios en su país, sobrevivió a tres guerras en su patria natal, y parecía que
su alma estaba blindada, nada parecía asustarle, jamás se aferro al amor de
ningún hombre, ni al amor de nadie, aunque amo a todos y todos la amaba a ella,
sería difícil describir a semejante mujer.
Esta
anciana de vida muy divertida en muchos momentos de su vida opacaba en
definitiva todas las almas tristes y reprimidas de cualquier ciudad; hizo las
cosas más atrevidas que cualquiera hubiera imaginado, su dicho popular favorito
era “Cuando uno se muere solo se lleva lo comido y lo vivido”, así que se
decidió con todas las fuerzas de su alma a vivir la vida de la forma más
interesante y plena, tenía una mente tan amplia y tan liberal, solo que casi al
ocaso de su vida se encontró sentada en la silla de los infieles, a esperar el
momento de su muerte, a recordar cuanto bien y cuanto mal había hecho, muchos
días había estado triste, se sentía vacía y ebria de soledad.
Recordaba la muerte de sus padres, sobre todo la
muerte de su amada madrecita, ella presencio ese momento, según se acordaba fue
una muerte tranquila, su rostro reflejaba paz, su madre murió a la edad de cien
años exactos el mismo día que nació, su mente perdió la lucidez, pero nunca el
temor y el respeto a Dios, en sus últimos momentos con una mirada fija rogaba
la misericordia de Dios, falleció rodeada de sus seres queridos y con muchos
cuidados, su madre fue una mujer, hermosa, sencilla, y bondadosa, con un pasado
intachable, también fue viuda, y en su segundo matrimonio concibió a esta mujer
excepcional.
Ella
estaba contemplando la idea de cómo sería su muerte, sabía que Dios existía,
pero muchas veces ella había buscado a Dios, y muchas veces había buscado a
Satanás, en el ocultismo, sus recuerdos de que había sido una buena amiga con
muchas personas, pero una mala madre la atormentaban, lloraba la muerte de uno
de sus hijos, creía a veces escuchar que un pájaro le decía que uno de sus
hijos se murió, al hijo que abandono,
esto le dolía tanto, tenia culpa y aunque no queria se atormentaba asi misma, y
aunque le había pedido perdón a Dios, sentía que el nunca la había perdonado;
los recuerdos del pasado eran su cárcel, entonces se dio cuenta de lo
infructuoso de vivir sin Dios; el temor que la muerte estaba a punto de
llevarse su vida, la atormentaba, y se decía, fui mala si; pero fui muy buena,
ayude a todo el que pude, fui mala, pero fui también buena, tuve un equilibrio,
aun así no me quiero morir asi, si hay un cielo con todo lo que siento no creo
entrar en el, mas segura estoy que si hay un infierno allí voy a llegar, me siento
como sucia por dentro, me siento vacía, se que cuando le pedi a Dios de corazón
muchas veces, el me escucho, vi sus milagros; pero no siento que hubiera
conocido el amor de Dios, estoy segura que ese es el amor más grande…se decía
asi misma.
De
alguna manera su alma le indicaba que por las obras no podía entrar al cielo; ella
había ido a la iglesia evangélica muchas veces, pero no se había arrepentido de
corazón, desde el año mil novecientos treinta había guardado en unas maletas un
frasco vacio de perfume de la suerte, para tener dinero y suerte, ella creía
que todo el bien que tenia procedía de sus objetos de la suerte de ciertas
plantas, y demás fetiches, pero no era asi, todo el bien venia de Dios, porque
fue una hija especial con su madre, venia además porque siempre vistió al
necesitado, y compartió su pan con el tenia hambre, venia que aunque ella no
amaba a Dios, si alguien necesito de un techo ella le ayudo, era el pago de lo
que había sembrado, amor, bondad, y protección a otros.
Sentada
en la silla de los infieles, compartiendo su vida con los temores de su alma, con
la soledad de su vida, con los remordimientos y sentimientos de culpa, miraba a
los cielos y comenzó a pedirle a Dios clemencia por su vida, y comenzó a
pedirle perdón a Dios de corazón por todos sus pecados, se arrepintió de su
maldad, y reconoció que el Señor Jesus había muerto en una cruz, por sus
pecados, ese dia comprendió que sus buenas obras no podían competir con la
bondad, el amor y la santidad de Dios, que no podía ir al cielo por sus buenas
obras, que lo único que igualaba la santidad de Dios, era la sangre del Señor
Jesucristo, que ese era el precio justo para pagar la deuda su pecado, lloro
por largo rato, pero su alma al fin fue libre, e inexplicablemente sintió el
amor de Dios en su corazón; el peso que agobiaba su alma, se fue de su corazón,
sintió que una pesada y enorme carga como del amaño del mundo le fue quitada de
su espalda, y por primera vez fue verdaderamente libre, Dios la liberto de
estar sentada en la silla de los infieles.
Ella
fue amiga de Dios, le amo con toda su alma, y con su testimonio de vida
cristiana muchos de sus amigos de diferentes edades se convirtieron a Dios,
conoció la verdadera alegría del corazón, no necesitaba embriagarse para ser
feliz, ella ya era feliz, Dios por medio de su Espíritu Santo estaba en su corazón,
la sangre del Señor Jesucristo había pagado el precio de su libertad, y estaba
contenta esperando el llamado de Dios a su presencia, tres lindos, años
transcurrieron y hasta el día de su muerte, su rostro irradiaba una paz, que
solo la tienen aquellos que tienen la paz de Dios, y su perdón y saben que van
al cielo, por su amor, la sangre de su Santo Hijo, y su gran misericordia.
La
Biblia dice en San Juan 3:16 “Porque de tal manera amo Dios al mundo que ha
dado su hijo unigénito para que todo aquel que en el crea no se pierda mas
tenga la vida eterna”. La
pregunta para ti es: después de saber cuánto vales y te ama Dios, ¿Que harás tú
con Jesús, el regalo de salvación?
“El Joven Altruista”
El joven altruista, estaba también sentado en
la silla de los infieles, y a menudo se preguntaba ¿Por qué estaba muriendo de
esta manera tan cruel?
El se decía asi mismo, se que Dios para mí no
existe, pero si es cierto que la vida es una siembra, si he sembrado, se que
algo bueno tendre que cosechar, pero para mi no es real ni Dios, y si el no
existe menos existirá el cielo y tampoco ha de existir el infierno, he hecho
todo el bien que he podido, trate de vivir en paz con mis semejantes…
Si era cierto había hecho todo el bien que
había podido, incluso había hecho una donación de parte de su hígado a un
desconocido, el trasplante fue un éxito, el hígado estaba cumpliendo su
función, y le había dado a alguien más la oportunidad de vivir.
A sus escasos treinta y cinco años de vida
había hecho más que otros por muchos, sin importar sus múltiples ocupaciones,
trabajaba, atendía un negocio familiar que había heredado; ayudo a construir un
hospital para ayudar a personas de escasos recursos que estuvieran enfermos de
cáncer, además se había graduado como médico con honores, con mucho esmero
obtuvo la especialidad en Oncología, siempre estaba reforzando sus
conocimientos en este tema; cuando el tenia doce años de vida se entero que su
amado abuelo materno estaba enfermo de cáncer, dos años más tarde falleció de
esa terrible enfermedad, y esto lo motivo a tener un espíritu altruista. Todas
las personas que lo conocían quedaban impresionadas por su calidad humana, sin embargo cuando perdió a su abuelo,
castigo a Dios, lo anulo de sus pensamientos por no haberle salvado la vida a
su abuelo, sufrió mucho con esa decisión, no quiso saber más de Dios, el joven
altruista respetaba las creencias de los demás, incluso a sus pacientes cuando
ya no podía hacerse más, les decía: ¿Usted cree en Dios?, bueno si cree en Dios
encomiéndese a el, y nosotros haremos todo lo posible para que todo salga bien,
cuando muchos pacientes fueron milagrosamente sanados, el le atribuyo
afanosamente sus milagros a la ciencia, íntimamente el odiaba la voluntad de
Dios, a sus escasos treinta y cinco años de vida, también le habían
diagnosticado cáncer en el páncreas, comenzó con su tratamiento de
quimioterapia, luego cobaltos, pasado poco tiempo, se dio cuenta que nada había
funcionado, que el cáncer se había esparcido, ya era una metástasis, sentado en
la silla de los infieles estaba triste y desconcertado, tuvo tantos logros,
tantos triunfos, tuvo más oportunidades que muchos, un hogar estable, una buena
esposa, dos lindos y pequeños niños, el amor de padres, el amor de su querido y
amado abuelo, una familia económicamente estable, pero su vida siempre la
sintió vacía, desde el momento que decidió que Dios, para el ya no existía, se
sentía tan desafortunado al saber que tenía todos los recurso económicos para
un buen tratamiento médico, sabía que tenía voluntad para someterse a tales
tratamientos a pesar del dolor, pero como profesional se daba cuenta que todo
eso ya no servía de nada, que en esos momentos de nada valían sus conocimientos
médicos, ni los avances científicos, ni su dinero, ni su juventud, y cualquier
otra cosa en su favor, todo era en vano, sentado se decidió a seguir peleando por
su vida con sus tratamientos, aunque ya no tenía la fuerza emocional como al
principio, era cierto al verse a el mismo al espejo, ni el mismo se reconocía, había
perdido tanto peso, también había perdido su cabello, los dolores que sentía
eran fuertes, y los síntomas secundarios por el tratamiento también eran
difíciles, y aun con poca fuerza no quería darse por vencido, aunque este joven
altruista en realidad era muy valiente y muy noble, pero sin Dios y sin
esperanza todo lo que tenia era como si no tuviera nada.
Stefany y su cárcel
Stefany fue una niña con una vida muy
infeliz, el abandono de su padre le produjo cierta amargura que la marco, ella
nunca comprendió porque su papa los abandono a su suerte a su madre y a sus
hermanos, para irse con la mejor amiga de su mama, ella tenía ocho años cuando
eso paso, ella nunca comprendió esto, en realidad no era fácil de comprender,
la suerte que ellos vivieron después de esto fue terrible, no había comida, su
madre comenzó a buscar trabajo, lavaba y planchaba, muchas horas del día y
muchas horas de la noche, su madre era una mujer noble, una mala palabra no
salía de su boca, pero un día cambio radicalmente, estaba cansada de vivir en
un mesón y que muchas personas abusaran golpeando y maltratando a sus hijos,
toda la maldad que nunca había hecho salió de ella, y logro darse a respetar
por medio de la violencia física, Stefany, extraño tanto a su padre, lo busco
por muchos días, se subía a los buses y en esa época los niños pequeños no
pagaban el pasaje, lo buscaba en el lugar donde ella sabía que trabajaba desde
muy pequeña ella sabía que bus era el que iba hasta el trabajo de su papa, pero
nunca lo encontraba, con sus humildes ropas la pequeña niña cargaba a su
hermanito de dos años, con mucha hambre, y con la esperanza de encontrarlo
hasta el día que decidió no buscarlo más, hasta el día que lo saco de su
corazón, no volvió a confiar en ninguna persona, le era imposible creer que
alguien pudiera amarla en verdad, si a la persona que ella tanto amo le había
dado la espalda por la mejor amiga de su mama, ella sentía que ya no tenia
tanto valor, no le reprocho a Dios nunca, ni las veces que no había comido, ni
el tiempo que no tenia ni un par de zapatos, ni su soledad, ni la carga de
cuidar de sus hermanos menores, ella creció y comenzó a buscar trabajo y
encontró, si había tomado ciertas decisiones, divertirse, ella decía tengo el
cuerpo para bailar, se cantar, tengo buena presentación, yo se que cada vez que
me pongo a cantar a la gente le gusta y quizás ese sea mi camino, cada vez que
estoy ensayando música a mi se me olvidan los problemas, cuando estoy en alguna
fiesta igual, si voy al cine me siento alegre, son casi dos horas de diversión,
lo mejor que puedo hacer es tratar de divertirme, total las amistades que tengo
gracias a Dios son sanas, hay respeto, solo necesito diversión, total estoy muy
joven para vivir amargada. ¡Y azúcar mi negra!, ese día diferente Stefany se
fue con unos amigos al Puerto de La Libertad, quien los llevaba era una persona
que le encantaba la velocidad y ese día tuvieron un gran accidente.
Stefany no sabía que había alguien que quería
ser su Padre Celestial, si sabía que su Santo Hijo había muerto por los pecados
de la humanidad, pero ella jamás se imagino que Dios la amara tanto para dar a
su Hijo para morir por sus pecados, el abandono de su padre había producido en
ella una distorsión del amor de Dios, muchas veces Dios había mandado personas
que le hablaran de su amor, pero ella había escuchado pero como era buena
persona creía que no necesitaba ser perdonada, sobre todo pensaba porque ella
no renegaba de Dios nunca, ella no le hacía daño a nadie, al contrario ella
había sido la víctima, entonces se decía interiormente yo me siento sin culpa…,
no tengo nada de que preocuparme, se que Dios esta de mi lado y que si me muero
un dia voy a estar en el cielo, y voy a seguir una larga fiesta solo que con
Dios,…
Pero ese sábado por la noche cuando sucedió el
accidente una de sus piernas quedo atrapada en el automóvil que se conducían,
se estaba desangrando, la herida no era tan grande, pero si profunda y al
parecer había hecho mucho daño en la salud de ella.
Llegaron los rescatistas, con dificultad la
sacaron del vehículo, la llevaron al hospital, había perdido mucha sangre, y
sus signos vitales en cualquier momento podían colapsar, y su mayor pecado era
considerarse demasiado buena y no necesitar el perdón de sus pecados, por medio
de la sangre del Señor Jesucristo…
Sentada en la Silla de los infieles ella se decía
para si misma, ya voy a salir de este lugar, para su sorpresa su cuerpo comenzó
a rechazar la transfusión de sangre y su vida comenzaba acabarse, tenia que
decidirse…
Violencia
en la ciudad, José Rene.
Amaneció para José René como
todos los días, solo que ahora cumplía un mes y días de haber comenzado a
trabajar, estaba contento por haber conseguido un trabajo, paso un par de meses
que no había tenido trabajo, estuvo viviendo en la casa de su suegra junto con
su señora y sus dos hijos, pero se sentía incomodo porque no había aportado
dinero para la subsistencia de su familia como debía, y paso mucho tiempo
sintiéndose humillado por esta situación tan incómoda, estaba contento porque
este año si pudo mandar a estudiar a su hijo mayor, se había cambiado de casa,
el lugar era tranquilo, había conseguido un trabajo, y eso aligeraba su carga,
había tanto con que lidiar, pero estaba contento porque las cosas comenzaban a
funcionar.
Meses antes hizo algo de lo que
se sentía avergonzado, y preocupado, le pidieron que llevara una caja pequeña,
le pagaron bien, y aunque no sabia que contenía, algo le parecía que no estaba
bien, ese dinero se acabo como agua, no entendía porque, el siempre estaba
necesitado de dinero pero decidió que aunque le tocara ir a picar
piedras y a jalar arena y que le pagaran poco, otro trabajo de llevar cajas no
lo iba hacer.
Se fue de donde vivía, y se
sintió aliviado, no se despidió de nadie y dejo dicho que se iba al norte, pero
no fue así, cierto día, en su trabajo aparecieron unos amigos de las personas a
quienes les había hecho el trabajo de llevar la caja, no le gusto, se preocupo
y trato de no darle importancia, total se decía yo no se nada, eso lo sabia el,
pero no era lo que creían quienes lo habían contratado, el les generaba una
gran desconfianza, y no les alegraba verlo…
Jose Rene, desde niño le toco
trabajar en cosas tan difíciles, sembrar la tierra, cortar caña, cortar café,
sus manos eran bastante ásperas, se las había dañado de tanto trabajo, para sus
padres les había parecido mejor que les ayudara a trabajar de esa manera, pues
el, era el mayor de siete hermanos, y la comida escaseaba para
aquella familia, tenían tantas necesidades, el nunca se había puesto zapatos,
hasta que cumplió once años, cuando comenzó a ir a primer grado, una maestra
del Cantón donde el nació se intereso porque comenzara a estudiar y le
consiguió unos zapatos usados, el primer día le hicieron tantas ampollas que
cuando iba de regreso a su casa se los quito y los llevaba en el hombro, y poco
a poco comenzó acostumbrarse a usar zapatos.
A sus quince años, conoció San
Salvador, vino de paseo a la casa de una prima que vivía en Apopa, se enamoro
de una niña tan bonita que era vecina de su prima, y hacia tanto esfuerzo por
venirse los fines de semana a Salvador, comenzó a buscar en el
Cantón en que mas podía trabajar, y ganar dinero para ver a esa niña que lo tenía
soñando despierto; dos años pasaron y su lucha por ese amor dejo de ser en vano
y se le hizo realidad, dejo de estudiar, y prefirió conseguir un trabajo en la
Ciudad, con el objeto de estar cerca de su niña amada, y formar un hogar con
ella; así fue como se vino a San Salvador, una ciudad relativamente grande en
relación al lugar donde nació, en donde las corrientes y las ideas de
pensamiento eran muy amplias casi para toda la gente, aquí pasaban cosas que en
su lugar de origen no pasaban; sin estudio difícilmente consiguió
ubicarse en algún trabajo, él deseaba aunque sea trabajar en los camiones de
basura de la Alcaldía Municipal de San Salvador, había oído que la paga era
algo buena, y a el no le daba pena trabajar en eso, casi nadie lo conocía, él
quería sacar al crédito una casita del fondo para poderle decir a Rosita si se
casaba con el, no pudo ingresar a trabajar en esa Alcaldía, lo intento
bastante, trato hasta de hacerse amigo de un señor que trabajaba en dicho
lugar, pero no paso nada, llevo su hoja de vida, pero no podía conseguir
trabajo, sin embargo a pesar de ser menor de edad consiguió trabajo en un
comedor del gran San Salvador, que no solo era un comedor, era un chupadero,
allí le dieron trabajo de vigilante, el no tenía ni idea lo difícil que sería
trabajar en ese lugar con gente alcohólica, gente que tenía sus emociones a flor
de piel, unos atropellando a otros, de cuando en cuando unos cuantos heridos en
pleitos de ebrios. Sin embargo tenía un pensamiento tan fijo en su mente,
casarse con Rosita, y creía que todo valía la pena por ella.
La
maestra que lo animo a estudiar le aconsejaba que continuara estudiando, y que
luchara por estudiar dos grados en un año para que avanzara pronto, pero no
quiso, su corazón pudo más que los consejos y la razón, a sus cortos
diecisiete años se acompaño con una menor de de dieciséis años, al
no alcanzarle el dinero que al mes ganaba, se la llevo a la casa de sus padres,
y al siguiente año se convirtió en padre, fue dura la responsabilidad, ambos
dejaron de estudiar, y sin un futuro, comenzaron a trabajar la
tierra, pero al nacer su niño sintió la carga tan difícil de llevar… porque ya
no tenía que pensar solo en él, sino que tenía que pensar en sostener dos
personas más, sintió que era más fácil venir a trabajar aunque sea en ese
chupadero en San Salvador, que quedarse en el campo trabajando la tierra, y asi
lo hizo se regreso a San Salvador, pero en la ciudad, sin estudio, y
con familia las cosas fueron bastante duras, casi no desayunaba, volvió a
trabajar de vigilante, el dinero escaseaba, tuvo que buscar alquilar al
menos un cuarto para vivir con su familia, aunque las tormentas de la vida
arreciaron el era una de esas personas que no se daban fácilmente por vencido,
y por amor a su familia siempre se esforzaba.
catorce
largos años pasaron, amaba a Rosita como siempre, aunque no se había casado con
ella, ya tenían dos hijos uno de doce años y otro de diez, el ya había estado
en diferentes trabajos, ninguno como empleado publico, ninguno con buena paga,
solo trabajos donde su fuerza laboral había sido mal valorada, con poca paga,
sin ninguna prestación laboral, sin oportunidad de tener oportunidad para
mejorar laboralmente y tener una diferente clase de vida.
casi
no pudo desayunar, se fue corriendo al trabajo no queria llegar tarde, sin
saber que ese dia llegaría su trágico final.
Era
una tarde agitada para muchos, la ciudad en realidad se vuelve una selva, casi
chocamos unos con otros, cada quien en su asunto, unos trabajando, otros
comprando, otros simplemente informándose, otros solo viendo, y asi...
Continuara.
Maryjov.
El Señor Todopoderoso, que vive y reinara por siempre, les bendiga, Hace un tiempo El Señor me permitio escribir algunos tratados, los imprimo y los reparto por las calles, algunas de estas historias son verdaderas, la anciana de la vida muy divertida fue mi abuela por parte de Padre, era unica, y su vida fue divertida, pase muchos años desde mi infancia suplicandole al Señor que le perdonara sus pecados,luego de padecer cancer en el pancreas, agonizar por ocho dias en su casa, desahuciada por la medicina, conocio al Señor Jesus, y lo amo, murio a los 97 años de vida, y jamas la vi tan feliz hasta el dia que de verdad decidio entregarle su vida, por completo, estoy muy agradecida a mi Señor, por tanta misericordia y bondad.
ResponderEliminarLa vida Jose Rene, lleva una parte de realidad, una tarde yo estaba realizando unos tramites en una oficina juridica, cerca de sertracen, cuando escuche unos disparos, y vi como muchas personas venian corriendo, y unos se tropezaban y mas alguno se cayo, pero yo tenia prisa, me espere un momento y sali, tenia que pasar por el lugar de los hechos, alli vi un hombre joven tirado en el piso ahogandose en su misma sangre, con su dedo quebrado, por un balazo, y bueno muchas personas lamenando su condicion,, me acerque y comence hablarle, y a decirle si me escuchaba, y hacer la oracion de fe, yo la hice, y todos decian ya no oye, y en ese momento el comento comenzo a respirar, por lo que les dije a los demas, que en vez que estuvieran de negativos que me ayudaran a orar, terminando la oracion fallecio, no podre olvidar las palabras que escuchaba de todos, sin distincion de religion, Señor tene piedad, Señor tene misericordia y murio. Se nos veremos en la eternidad, El Señor tenga misericordia de nosotros,