En
la silla de los infieles…
Muchas eran las personas que estaban
absortos, sentados, con un terrible vacio interior, en unas sillas, sin
esperanza en Dios, con miedo a la muerte, unos estaban esperando el momento de su muerte absortos, sin mayores
respuestas, preguntándose el porqué su vida había llegado a su fin, otros
sabían que ya era el tiempo, reflexionando sobre todas aquellas cosas que no
hicieron, unas porque les fue imposible, otras porque no quisieron esforzarse,
muchos se lamentaban del tiempo perdido en resentimientos contra sus seres
queridos, amigos, familiares o sus cónyuges, se lamentaban por haber perdido
tanto tiempo en discusiones sin sentido, infructuosas, también por aquellos
sentimientos de envidia hacia otros, que los habían apartado de sus metas, se
habían enfocado tanto en otros, que se descuidaron de superarse, muchos sabían
que ya no tenían tiempo de enmendar todo el daño que habían causado a otros, y
otros sabían que ya no tendrían una segunda oportunidad para tratar de superar
el dolor que otros les habían causado, igualmente se sentían culpables por no
haber hecho nada para cambiar las diferentes situaciones, para empeorar las
cosas se sentían tan ajenos a Dios, a sus propósitos, a su bondad, a su amor y
a su perdón, el saber que iban a morir producía tristeza en demasía, los recuerdos, los
remordimientos, los amores pasados, los amores presentes, los seres queridos,
los sueños y metas perdidas, y los tesoros escondidos del alma de cada uno les
dejaba pensativos, sin embargo el sentimiento de angustia era el mismo, todos
tenían miedo y temor a la muerte, miedo y temor a lo desconocido, una incertidumbre
tan grande, si existía o no el cielo y el infierno, y que si existían, adonde
seria su nueva morada, muchos sentados en estas sillas, habían hecho cosas muy
nobles y buenas, otros muy malas, viles y despreciables, unos sabían que Dios
existía, pero en sus vidas jamás le habían permitido reinar, y no importaba
cuan buenos fueran algo muy profundo dentro de su interior les decía que a
pesar de todo lo bueno al cielo no podían entrar, algo les decía que jamás
podían estar delante de la presencia de Dios y vivir con el porque nada de lo
que hubieran hecho podía estar a la altura de la santidad de Dios.
Una cosa si era cierta el tiempo se
acababa y sentían impotencia por no poder sentir paz, con respecto a su futuro,
la angustia que sentían era tan grande, todos
estaban callados, de repente al escuchar los sollozos de una mujer que estaba
enferma del hígado, Miriam era su nombre, comenzó a agonizar y a delirar, ella
decía que no quería morirse, que estaba muy joven, llamaba a su mama, pero ella
estaba sola, gritaba diciendo tengo miedo, tengo miedo, no sé adónde voy a ir,
tres suspiros salieron de ella, una respiración profunda, y murió, las miradas
de siete de ellos se cruzaron, sus pensamientos se unieron, sabían que para
ella había llegado el fin, y las lagrimas comenzaron a correr por las mejillas
de tres de ellos…preguntándose quién de ellos sería el siguiente, una mujer de
nombre Stefany, tomo entre sus manos una toalla, la metió a su boca, para no
gritar, sus lagrimas rodaban por sus mejillas, su cuerpo temblaba y ya no
hallaba que hacer, sentía que ya no podía más, se sentía como en una cárcel,
estaba ardiendo de fiebre, pero estaba lucida, la impresión de ver llorar a los
demás y de sentirse tan quebrantada de salud, le indicaba que probablemente ella
era la siguiente en morir, pues los demás no se veian tan mal como ella, su
presión subió rápidamente, las palpitaciones eran muy fuertes, sentía que no
podía respirar, aunque trataba de calmarse, todos comenzaron a preguntarse
quien seria el siguiente en morir.
En esas sillas todas las personas sin
Dios esperaban la muerte, a unos no les interesaba morir, todo era lo mismo
para ellos, muchos estaban en sus sueños, tratando de impresionar a todo el
mundo sin saber que en cuestión de horas pasarían a la eternidad, a otros les
faltaban minutos, pero no lo sabían, incluso unos se irían más pronto que
muchos que estaban enfermos. Si habían observado que muchos de los que estaban
sentados eran llamados por una persona que decía algunas cosas y que en ese
momento no le habían puesto atención, pero los pocos de esas personas les
mudaba su semblante y se iban a otro lugar dejaban esa enorme sala con esas
sillas, y esas compañías tan tristes quedaban atrás, pero estaban tan absortos
en sus pensamientos que casi no ponían atención a todo lo que acontecía a su
alrededor
Dios, aun tenía planes para ellos, el
amor de Dios es inagotable, y les mando a todos los que estaban sentados en la
silla de los infieles a personas que hablaran de su amor, de su perdón, de su
Santo Hijo, de su muerte en la Cruz, y que aun tenían tiempo de ponerse a
cuentas con el.
Ocho personas que estaban sentados en
la misma fila, estaban juntos, pero de repente Dios mando una persona para que
les hablara de su gran amor y misericordia, Solo repetía unas pocas palabras
pero eran suficientes “Dios les ama, Dios les ama, Dios les ama, mando a su
Santo Hijo a morir por ustedes les decía, hay esperanza para todo aquel que en
el cree, les decía, aun hay esperanza para ustedes…La Biblia dice en San Juan
3:16 “Porque de tal manera amo Dios al mundo que ha dado su hijo unigénito para
que todo aquel que en el crea no se pierda mas tenga la vida eterna”, a nadie
le pueden doler más que a Dios, el dio lo mas especial que tenia, vio morir a
su hijo denigrado por la humanidad que el mismo había creado, que el mismo
amaba.
¿Hasta
adonde llego el amor de nuestro Señor Jesucristo? Llego hasta la muerte, llego
hasta darlo todo, su misma vida, llego hasta ignorar la burla, el desprecio, la
humillación, los azotes, piel desgarrada, los clavos, llego hasta ignorar una
corona de espinas sobre su sien, y algo mas llego hasta ignorar el cargar
llevar la cruenta cruz sobre sus hombros, esa cruz en donde cumpliría su
sentencia de muerte.
Su
amor llego hasta ignorar su divinidad y entregarse a un final que solo le
correspondía a un vil criminal, llego hasta aceptar ser maldecido por Dios, a
pesar de ser inocente, llego tan lejos para soportar en su ser la separación
del Padre, de aceptar en si mismo ser el pago perfecto por nuestros pecados,
ser el pecado y llevar el pecado para
propiciar la reconciliación perfecta con
Dios Padre, su amor fue tan grande que
lo motivo a ser el precio perfecto de la redención del pecado, sin importar las
consecuencias de su decisión.
Su
amor tan grande lo hizo aceptar la destrucción total de su cuerpo, lo llevo
aceptar su sentencia de muerte y no cualquier muerte era una muerte cruel una
muerte de Cruz, donde todo el tiempo que
estuvo en la cruz colgado se estaba asfixiando, ese amor tan grande hizo que el autor de la vida aceptara ir al
sepulcro, y bajar hasta el infierno, derrotar a la muerte y el Hades, para
darnos vida eterna.
La
pregunta para ustedes: después de saber cuánto valen y cuanto les ama Dios, es
¿Que harán ustedes con Jesús, el regalo de salvación?
Ustedes pueden pedirle perdón
por sus pecados diciéndole: Señor Jesús yo te pido perdón por todos mis pecados, sé que has muerto
en una cruz por amor a mí, y que Dios Padre te resucito de entre los muertos al
tercer día; lávame, límpiame de mi maldad con tu sangre preciosa, te necesito,
te declaro el Señor y Salvador de mi vida, enséñame hacer tu voluntad, dame
fuerzas, dame una nueva vida; yo doy gracias a Dios el Padre por haberte
enviado a mi Jesús a morir por mis pecados y por recibirme como tu hijo. En tu
nombre Jesús he orado, Amen.
De
pronto estas siete personas comenzaron a escucharla, y en sus mentes cada uno
de ellos comenzó hacer remembranza de lo que había sido su vida.
Ellos
tampoco sabían que algunos de ellos Dios les preservaría la vida por un tiempo
mas y tendrían además el regalo de la sanidad divina, para que conocieran de su
amor y su perdón, y les enseñaran a otros de su gran amor por la humanidad y
que algunas de sus vidas a pesar de las dificultades siempre de allí en
adelante tendrían una genuina esperanza y por primera vez experimentarían la
verdadera felicidad, esa que no se acaba, que no se necesita nada mas que a
Dios, a su Hijo, ser perdonados y llenos del Espíritu Santo.
Todas
las vidas eran diferentes, en realidad cada vida era una historia, algunas de
esas historias eran muy divertidas y otras muy tristes, y es que cada vida es
como una película, es que cada vida es una verdadera historia.
“La
anciana de la vida muy divertida”
No importo en cual época ella nació y
vivió, ni siquiera las nuevas generaciones la impresionaban, siempre había
hecho cosas superiores a los demás, cuando hablaba con gente joven jamás la
engañaban, y si alguien le pedía un consejo, si que sabia aconsejar, había
vivido demasiado, casi cien años, su cuerpo había envejecido con juventud,
siempre uso las mejores cremas, los mas deliciosos perfumes, y tratamientos, se
reía en todo tiempo, había ido a cualquier lugar que le había placido, había
bebido en exceso y las fiestas siempre fueron parte de su vida, sabia bailar
cualquier ritmo de música, y muchas noches de su vida las paso bebiendo junto
con su único esposo, un hombre con una mente tan amplia, que era incapaz de
frenar a esa mujer con ese espíritu tan vivaz, que lo volvía loco, con el o sin el, ella siempre fue ella, con hijos o sin ellos
siempre fue ella, tuvo una idea muy propia de lo que la vida podía ser, aunque
conservaba dentro de si el afecto tan especial hacia su padre a quien perdió a
sus cinco años de vida, quien a sus tres
años de vida le dio como regalo varios carrizos de hilos de diversos colores y
unas telas de manta para que aprendiera a coser, le regalo además una muñeca de
tusa, cosas que jamás olvido, y que aun practicaba un día antes de su muerte, ella se alegraba tanto de haber tenido todo lo que
había deseado, y su alma siempre fue
joven, en sus casi cien años de vida también había conocido demasiada maldad,
la albergo tan dentro de ella, y era tan capaz de hacer que la maldad en otros
germinara, creciera y diera frutos.
Todo el que la conocía quedaba
impresionado por su personalidad, era una de las personas que mas amaba la vida
y se había aferrado tanto a ella, y a pesar de las duras tormentas había aprendido que todo pasaba, sin importar
cuán difícil fuera, enterró a su padre, a su madre, a su esposo, y a varios de
sus hermanos, a varios de sus hijos, a muchos de sus amigos, aunque toda su
vida fue capaz de tener amigos de todas las edades, era imposible no amarla,
porque ella aceptaba a todas las personas como fueran, con todo lo bueno y con
todo lo malo; sabia escuchar, y vivió casi cien años de cambios en su país,
sobrevivió a tres guerras en su patria natal, y parecía que su alma estaba
blindada, nada parecía asustarle, jamás se aferro al amor de ningún hombre, ni
al amor de nadie, aunque amo a todos y todos la amaba a ella, sería difícil
describir a semejante mujer.
Esta anciana de vida muy divertida en
muchos momentos de su vida opacaba en definitiva todas las almas tristes y
reprimidas de cualquier ciudad; hizo las cosas más atrevidas que cualquiera
hubiera imaginado, su dicho popular favorito era “Cuando uno se muere solo se
lleva lo comido y lo vivido”, así que se decidió con todas las fuerzas de su
alma a vivir la vida de la forma más interesante y plena, tenía una mente tan
amplia y tan liberal, solo que casi al ocaso de su vida se encontró sentada en
la silla de los infieles, a esperar el momento de su muerte, a recordar cuanto
bien y cuanto mal había hecho, muchos días había estado triste, se sentía vacía
y ebria de soledad.
Recordaba la muerte de sus padres, sobre todo la
muerte de su amada madrecita, ella presencio ese momento, según se acordaba fue
una muerte tranquila, su rostro reflejaba paz, su madre murió a la edad de cien
años exactos el mismo día que nació, su mente perdió la lucidez, pero nunca el
temor y el respeto a Dios, en sus últimos momentos con una mirada fija rogaba
la misericordia de Dios, falleció rodeada de sus seres queridos y con muchos
cuidados, su madre fue una mujer, hermosa, sencilla, y bondadosa, con un pasado
intachable, también fue viuda, y en su segundo matrimonio concibió a esta mujer
excepcional.
Ella estaba contemplando la idea de
cómo sería su muerte, sabía que Dios existía, pero muchas veces ella había
buscado a Dios, y muchas veces había buscado a Satanás, en el ocultismo, sus
recuerdos de que había sido una buena amiga con muchas personas, pero una mala
madre la atormentaban, lloraba la muerte de uno de sus hijos, creía a veces
escuchar que un pájaro le decía que uno de sus hijos se murió, al hijo que abandono, esto le dolía tanto, tenia culpa y
aunque no queria se atormentaba asi misma, y aunque le había pedido perdón a
Dios, sentía que el nunca la había perdonado; los recuerdos del pasado eran su
cárcel, entonces se dio cuenta de lo infructuoso de vivir sin Dios; el temor
que la muerte estaba a punto de llevarse su vida, la atormentaba, y se decía,
fui mala si; pero fui muy buena, ayude a todo el que pude, fui mala, pero fui
también buena, tuve un equilibrio, aun así no me quiero morir asi, si hay un
cielo con todo lo que siento no creo entrar en el, mas segura estoy que si hay
un infierno allí voy a llegar, me siento como sucia por dentro, me siento
vacía, se que cuando le pedi a Dios de corazón muchas veces, el me escucho, vi
sus milagros; pero no siento que hubiera conocido el amor de Dios, estoy segura
que ese es el amor más grande…se decía asi misma.
De alguna manera su alma le indicaba
que por las obras no podía entrar al cielo; ella había ido a la iglesia
evangélica muchas veces, pero no se había arrepentido de corazón, desde el año
mil novecientos treinta había guardado en unas maletas un frasco vacio de
perfume de la suerte, para tener dinero y suerte, ella creía que todo el bien
que tenia procedía de sus objetos de la suerte de ciertas plantas, y demás
fetiches, pero no era asi, todo el bien venia de Dios, porque fue una hija
especial con su madre, venia además porque siempre vistió al necesitado, y
compartió su pan con el tenia hambre, venia que aunque ella no amaba a Dios, si
alguien necesito de un techo ella le ayudo, era el pago de lo que había
sembrado, amor, bondad, y protección a otros.
Sentada en la silla de los infieles,
compartiendo su vida con los temores de su alma, con la soledad de su vida, con
los remordimientos y sentimientos de culpa, miraba a los cielos y comenzó a
pedirle a Dios clemencia por su vida, y comenzó a pedirle perdón a Dios de
corazón por todos sus pecados, se arrepintió de su maldad, y reconoció que el
Señor Jesus había muerto en una cruz, por sus pecados, ese dia comprendió que
sus buenas obras no podían competir con la bondad, el amor y la santidad de
Dios, que no podía ir al cielo por sus buenas obras, que lo único que igualaba
la santidad de Dios, era la sangre del Señor Jesucristo, que ese era el precio
justo para pagar la deuda su pecado, lloro por largo rato, pero su alma al fin
fue libre, e inexplicablemente sintió el amor de Dios en su corazón; el peso
que agobiaba su alma, se fue de su corazón, sintió que una pesada y enorme
carga como del amaño del mundo le fue quitada de su espalda, y por primera vez
fue verdaderamente libre, Dios la liberto de estar sentada en la silla de los
infieles.
Ella fue amiga de Dios, le amo con toda
su alma, y con su testimonio de vida cristiana muchos de sus amigos de
diferentes edades se convirtieron a Dios, conoció la verdadera alegría del
corazón, no necesitaba embriagarse para ser feliz, ella ya era feliz, Dios por
medio de su Espíritu Santo estaba en su corazón, la sangre del Señor Jesucristo
había pagado el precio de su libertad, y estaba contenta esperando el llamado
de Dios a su presencia, tres lindos, años transcurrieron y hasta el día de su
muerte, su rostro irradiaba una paz, que solo la tienen aquellos que tienen la
paz de Dios, y su perdón y saben que van al cielo, por su amor, la sangre de su
Santo Hijo, y su gran misericordia.
La Biblia dice en San Juan 3:16 “Porque
de tal manera amo Dios al mundo que ha dado su hijo unigénito para que todo
aquel que en el crea no se pierda mas tenga la vida eterna”. La pregunta para ti es: después de
saber cuánto vales y te ama Dios, ¿Que harás tú con Jesús, el regalo de
salvación?
“El Joven Altruista”
El
joven altruista, estaba también sentado en la silla de los infieles, y a menudo
se preguntaba ¿Por qué estaba muriendo de esta manera tan cruel?
El se
decía asi mismo, se que Dios para mí no existe, pero si es cierto que la vida
es una siembra, si he sembrado, se que algo bueno tendre que cosechar, pero
para mi no es real ni Dios, y si el no existe menos existirá el cielo y tampoco
ha de existir el infierno, he hecho todo el bien que he podido, trate de vivir
en paz con mis semejantes…Si era cierto había hecho todo el bien que había
podido, incluso había hecho una donación de parte de su hígado a un
desconocido, el trasplante fue un éxito, el hígado estaba cumpliendo su
función, y le había dado a alguien más la oportunidad de vivir.
A sus
escasos treinta y cinco años de vida había hecho más que otros por muchos, sin
importar sus múltiples ocupaciones, trabajaba, atendía un negocio familiar que
había heredado; ayudo a construir un hospital para ayudar a personas de escasos
recursos que estuvieran enfermos de cáncer, además se había graduado como médico
con honores, con mucho esmero obtuvo la especialidad en Oncología, siempre
estaba reforzando sus conocimientos en este tema; cuando el tenia doce años de
vida se entero que su amado abuelo materno estaba enfermo de cáncer, dos años más
tarde falleció de esa terrible enfermedad, y esto lo motivo a tener un espíritu
altruista. Todas las personas que lo conocían quedaban impresionadas por su
calidad humana, sin embargo cuando
perdió a su abuelo, castigo a Dios, lo anulo de sus pensamientos por no haberle
salvado la vida a su abuelo, sufrió mucho con esa decisión, no quiso saber más
de Dios, el joven altruista respetaba las creencias de los demás, incluso a sus
pacientes cuando ya no podía hacerse más, les decía: ¿Usted cree en Dios?,
bueno si cree en Dios encomiéndese a el, y nosotros haremos todo lo posible
para que todo salga bien, cuando muchos pacientes fueron milagrosamente
sanados, el le atribuyo afanosamente sus milagros a la ciencia, íntimamente el
odiaba la voluntad de Dios, a sus escasos treinta y cinco años de vida, también
le habían diagnosticado cáncer en el páncreas, comenzó con su tratamiento de
quimioterapia, luego cobaltos, pasado poco tiempo, se dio cuenta que nada había
funcionado, que el cáncer se había esparcido, ya era una metástasis, sentado en
la silla de los infieles estaba triste y desconcertado, tuvo tantos logros,
tantos triunfos, tuvo mas oportunidades que muchos, un hogar estable, una buena
esposa, dos lindos y pequeños niños, el amor de padres, el amor de su querido y
amado abuelo, una familia económicamente estable, pero su vida siempre la
sintió vacía, desde el momento que decidió que Dios, para el ya no existía, se
sentía tan desafortunado al saber que tenía todos los recurso económicos para un
buen tratamiento médico, sabía que tenía voluntad para someterse a tales
tratamientos a pesar del dolor, pero como profesional se daba cuenta que todo
eso ya no servía de nada, que en esos momentos de nada valían sus conocimientos
médicos, ni los avances científicos, ni su dinero, ni su juventud, y cualquier
otra cosa en su favor, todo era en vano, sentado se decidió a seguir peleando por
su vida con sus tratamientos, aunque ya no tenía la fuerza emocional como al
principio, era cierto al verse a el mismo al espejo, ni el mismo se reconocía, había
perdido tanto peso, también había perdido su cabello, los dolores que sentía
eran fuertes, y los síntomas secundarios por el tratamiento también eran
difíciles, y aun con poca fuerza no quería darse por vencido, aunque este joven
altruista en realidad era muy valiente y muy noble, pero sin Dios y sin
esperanza todo lo que tenia era como si no tuviera nada.
Stefany y su cárcel
Stefany
fue una niña con una vida muy infeliz, el abandono de su padre le produjo
cierta amargura que la marco, ella nunca comprendió porque su papa los abandono
a su suerte a su madre y a sus hermanos, para irse con la mejor amiga de su
mama, ella tenía ocho años cuando eso paso, ella nunca comprendió esto, en
realidad no era fácil de comprender, la suerte que ellos vivieron después de
esto fue terrible, no había comida, su madre comenzó a buscar trabajo, lavaba y
planchaba, muchas horas del día y muchas horas de la noche, su madre era una
mujer noble, una mala palabra no salía de su boca, pero un día cambio
radicalmente, estaba cansada de vivir en un mesón y que muchas personas
abusaran golpeando y maltratando a sus hijos, toda la maldad que nunca había
hecho salió de ella, y logro darse a respetar por medio de la violencia física,
Stefany, extraño tanto a su padre, lo busco por muchos dias, se subia a los
buses y en esa epoca los niños pequeños no pagaban el pasaje, lo buscaba en el
lugar donde ella sabia que trabajaba desde muy pequeña ella sabia que bus era
el que iba hasta el trabajo de su papa, pero nunca lo encontraba, con sus
humildes ropas la pequeña niña cargaba a su hermanito de dos años, con mucha
hambre, y con la esperanza de encontrarlo hasta el dia que decidió no buscarlo
mas, hasta el dia que lo saco de su corazón, no volvió a confiar en ninguna
persona, le era imposible creer que alguien pudiera amarla en verdad, si a la
persona que ella tanto amo le había dado la espalda por la mejor amiga de su
mama, ella sentía que ya no tenia tanto valor, no le reprocho a Dios nunca, ni
las veces que no había comido, ni el tiempo que no tenia ni un par de zapatos,
ni su soledad, ni la carga de cuidar de sus hermanos menores, ella creció y comenzó
a buscar trabajo y encontró, si había tomado ciertas decisiones, divertirse,
ella decía tengo el cuerpo para bailar, se cantar, tengo buena presentación, yo
se que cada vez que me pongo a cantar a la gente le gusta y quizás ese sea mi
camino, cada vez que estoy ensayando música a mi se me olvidan los problemas,
cuando estoy en alguna fiesta igual, si voy al cine me siento alegre, son casi
dos horas de diversión, lo mejor que puedo hacer es tratar de divertirme, total
las amistades que tengo gracias a Dios son sanas, hay respeto, solo necesito
diversión, total estoy muy joven para vivir amargada. ¡Y azúcar mi negra!, ese
dia diferente Stefany se fue con unos amigos al Puerto de La Libertad, quien
los llevaba era una persona que le encantaba la velocidad y ese dia tuvieron un
gran accidente.
Stefany
no sabia que había alguien que quería ser su Padre Celestial, si sabía que su
Santo Hijo había muerto por los pecados de la humanidad, pero ella jamás se
imagino que Dios la amara tanto para dar a su Hijo para morir por sus pecados,
el abandono de su padre había producido en ella una distorsión del amor de
Dios, muchas veces Dios había mandado personas que le hablaran de su amor, pero
ella había escuchado pero como era buena persona creía que no necesitaba ser
perdonada, sobre todo pensaba porque ella no renegaba de Dios nunca, ella no le
hacia daño a nadie, al contrario ella había sido la victima, entonces se decía
interiormente yo me siento sin culpa…..
Continuara.
Maryjov.
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