viernes, 16 de noviembre de 2018

En la Silla de los infieles


En la silla de los infieles…
Muchas eran las personas que estaban absortos, sentados, con un terrible vacio interior, en unas sillas, sin esperanza en Dios, con miedo a la muerte, unos estaban esperando el  momento de su muerte absortos, sin mayores respuestas, preguntándose el porqué su vida había llegado a su fin, otros sabían que ya era el tiempo, reflexionando sobre todas aquellas cosas que no hicieron, unas porque les fue imposible, otras porque no quisieron esforzarse, muchos se lamentaban del tiempo perdido en resentimientos contra sus seres queridos, amigos, familiares o sus cónyuges, se lamentaban por haber perdido tanto tiempo en discusiones sin sentido, infructuosas, también por aquellos sentimientos de envidia hacia otros, que los habían apartado de sus metas, se habían enfocado tanto en otros, que se descuidaron de superarse, muchos sabían que ya no tenían tiempo de enmendar todo el daño que habían causado a otros, y otros sabían que ya no tendrían una segunda oportunidad para tratar de superar el dolor que otros les habían causado, igualmente se sentían culpables por no haber hecho nada para cambiar las diferentes situaciones, para empeorar las cosas se sentían tan ajenos a Dios, a sus propósitos, a su bondad, a su amor y a su perdón, el saber que iban a morir producía  tristeza en demasía, los recuerdos, los remordimientos, los amores pasados, los amores presentes, los seres queridos, los sueños y metas perdidas, y los tesoros escondidos del alma de cada uno les dejaba pensativos, sin embargo el sentimiento de angustia era el mismo, todos tenían miedo y temor a la muerte, miedo y temor a lo desconocido, una incertidumbre tan grande, si existía o no el cielo y el infierno, y que si existían, adonde seria su nueva morada, muchos sentados en estas sillas, habían hecho cosas muy nobles y buenas, otros muy malas, viles y despreciables, unos sabían que Dios existía, pero en sus vidas jamás le habían permitido reinar, y no importaba cuan buenos fueran algo muy profundo dentro de su interior les decía que a pesar de todo lo bueno al cielo no podían entrar, algo les decía que jamás podían estar delante de la presencia de Dios y vivir con el porque nada de lo que hubieran hecho podía estar a la altura de la santidad de Dios.
Una cosa si era cierta el tiempo se acababa y sentían impotencia por no poder sentir paz, con respecto a su futuro, la angustia que sentían era tan grande,  todos estaban callados, de repente al escuchar los sollozos de una mujer que estaba enferma del hígado, Miriam era su nombre, comenzó a agonizar y a delirar, ella decía que no quería morirse, que estaba muy joven, llamaba a su mama, pero ella estaba sola, gritaba diciendo tengo miedo, tengo miedo, no sé adónde voy a ir, tres suspiros salieron de ella, una respiración profunda, y murió, las miradas de siete de ellos se cruzaron, sus pensamientos se unieron, sabían que para ella había llegado el fin, y las lagrimas comenzaron a correr por las mejillas de tres de ellos…preguntándose quién de ellos sería el siguiente, una mujer de nombre Stefany, tomo entre sus manos una toalla, la metió a su boca, para no gritar, sus lagrimas rodaban por sus mejillas, su cuerpo temblaba y ya no hallaba que hacer, sentía que ya no podía más, se sentía como en una cárcel, estaba ardiendo de fiebre, pero estaba lucida, la impresión de ver llorar a los demás y de sentirse tan quebrantada de salud, le indicaba que probablemente ella era la siguiente en morir, pues los demás no se veian tan mal como ella, su presión subió rápidamente, las palpitaciones eran muy fuertes, sentía que no podía respirar, aunque trataba de calmarse, todos comenzaron a preguntarse quien seria el siguiente en morir.
En esas sillas todas las personas sin Dios esperaban la muerte, a unos no les interesaba morir, todo era lo mismo para ellos, muchos estaban en sus sueños, tratando de impresionar a todo el mundo sin saber que en cuestión de horas pasarían a la eternidad, a otros les faltaban minutos, pero no lo sabían, incluso unos se irían más pronto que muchos que estaban enfermos. Si habían observado que muchos de los que estaban sentados eran llamados por una persona que decía algunas cosas y que en ese momento no le habían puesto atención, pero los pocos de esas personas les mudaba su semblante y se iban a otro lugar dejaban esa enorme sala con esas sillas, y esas compañías tan tristes quedaban atrás, pero estaban tan absortos en sus pensamientos que casi no ponían atención a todo lo que acontecía a su alrededor
Dios, aun tenía planes para ellos, el amor de Dios es inagotable, y les mando a todos los que estaban sentados en la silla de los infieles a personas que hablaran de su amor, de su perdón, de su Santo Hijo, de su muerte en la Cruz, y que aun tenían tiempo de ponerse a cuentas con el.
Ocho personas que estaban sentados en la misma fila, estaban juntos, pero de repente Dios mando una persona para que les hablara de su gran amor y misericordia, Solo repetía unas pocas palabras pero eran suficientes “Dios les ama, Dios les ama, Dios les ama, mando a su Santo Hijo a morir por ustedes les decía, hay esperanza para todo aquel que en el cree, les decía, aun hay esperanza para ustedes…La Biblia dice en San Juan 3:16 “Porque de tal manera amo Dios al mundo que ha dado su hijo unigénito para que todo aquel que en el crea no se pierda mas tenga la vida eterna”, a nadie le pueden doler más que a Dios, el dio lo mas especial que tenia, vio morir a su hijo denigrado por la humanidad que el mismo había creado, que el mismo amaba.
¿Hasta adonde llego el amor de nuestro Señor Jesucristo? Llego hasta la muerte, llego hasta darlo todo, su misma vida, llego hasta ignorar la burla, el desprecio, la humillación, los azotes, piel desgarrada, los clavos, llego hasta ignorar una corona de espinas sobre su sien, y algo mas llego hasta ignorar el cargar llevar la cruenta cruz sobre sus hombros, esa cruz en donde cumpliría su sentencia de muerte.
Su amor llego hasta ignorar su divinidad y entregarse a un final que solo le correspondía a un vil criminal, llego hasta aceptar ser maldecido por Dios, a pesar de ser inocente, llego tan lejos para soportar en su ser la separación del Padre, de aceptar en si mismo ser el pago perfecto por nuestros pecados, ser el pecado y llevar el pecado  para propiciar  la reconciliación perfecta con Dios Padre,  su amor fue tan grande que lo motivo a ser el precio perfecto de la redención del pecado, sin importar las consecuencias de su decisión.
Su amor tan grande lo hizo aceptar la destrucción total de su cuerpo, lo llevo aceptar su sentencia de muerte y no cualquier muerte era una muerte cruel una muerte de Cruz,  donde todo el tiempo que estuvo en la cruz colgado se estaba asfixiando, ese amor tan grande hizo  que el autor de la vida aceptara ir al sepulcro, y bajar hasta el infierno, derrotar a la muerte y el Hades, para darnos vida eterna.
La pregunta para ustedes: después de saber cuánto valen y cuanto les ama Dios, es ¿Que harán ustedes con Jesús, el regalo de salvación? Ustedes pueden pedirle perdón por sus pecados diciéndole: Señor Jesús yo te pido perdón por todos mis pecados, sé que has muerto en una cruz por amor a mí, y que Dios Padre te resucito de entre los muertos al tercer día; lávame, límpiame de mi maldad con tu sangre preciosa, te necesito, te declaro el Señor y Salvador de mi vida, enséñame hacer tu voluntad, dame fuerzas, dame una nueva vida; yo doy gracias a Dios el Padre por haberte enviado a mi Jesús a morir por mis pecados y por recibirme como tu hijo. En tu nombre Jesús he orado, Amen.
De pronto estas siete personas comenzaron a escucharla, y en sus mentes cada uno de ellos comenzó hacer remembranza de lo que había sido su vida.
Ellos tampoco sabían que algunos de ellos Dios les preservaría la vida por un tiempo mas y tendrían además el regalo de la sanidad divina, para que conocieran de su amor y su perdón, y les enseñaran a otros de su gran amor por la humanidad y que algunas de sus vidas a pesar de las dificultades siempre de allí en adelante tendrían una genuina esperanza y por primera vez experimentarían la verdadera felicidad, esa que no se acaba, que no se necesita nada mas que a Dios, a su Hijo, ser perdonados y llenos del Espíritu Santo.
Todas las vidas eran diferentes, en realidad cada vida era una historia, algunas de esas historias eran muy divertidas y otras muy tristes, y es que cada vida es como una película, es que cada vida es una verdadera historia.
“La anciana de la vida muy divertida”
No importo en cual época ella nació y vivió, ni siquiera las nuevas generaciones la impresionaban, siempre había hecho cosas superiores a los demás, cuando hablaba con gente joven jamás la engañaban, y si alguien le pedía un consejo, si que sabia aconsejar, había vivido demasiado, casi cien años, su cuerpo había envejecido con juventud, siempre uso las mejores cremas, los mas deliciosos perfumes, y tratamientos, se reía en todo tiempo, había ido a cualquier lugar que le había placido, había bebido en exceso y las fiestas siempre fueron parte de su vida, sabia bailar cualquier ritmo de música, y muchas noches de su vida las paso bebiendo junto con su único esposo, un hombre con una mente tan amplia, que era incapaz de frenar a esa mujer con ese espíritu tan vivaz, que lo volvía loco,  con el o sin el,  ella siempre fue ella, con hijos o sin ellos siempre fue ella, tuvo una idea muy propia de lo que la vida podía ser, aunque conservaba dentro de si el afecto tan especial hacia su padre a quien perdió a sus cinco años de vida, quien  a sus tres años de vida le dio como regalo varios carrizos de hilos de diversos colores y unas telas de manta para que aprendiera a coser, le regalo además una muñeca de tusa, cosas que jamás olvido, y que aun practicaba  un día antes de su muerte, ella  se alegraba tanto de haber tenido todo lo que había deseado, y  su alma siempre fue joven, en sus casi cien años de vida también había conocido demasiada maldad, la albergo tan dentro de ella, y era tan capaz de hacer que la maldad en otros germinara, creciera y diera frutos.
Todo el que la conocía quedaba impresionado por su personalidad, era una de las personas que mas amaba la vida y se había aferrado tanto a ella, y a pesar de las duras tormentas  había aprendido que todo pasaba, sin importar cuán difícil fuera, enterró a su padre, a su madre, a su esposo, y a varios de sus hermanos, a varios de sus hijos, a muchos de sus amigos, aunque toda su vida fue capaz de tener amigos de todas las edades, era imposible no amarla, porque ella aceptaba a todas las personas como fueran, con todo lo bueno y con todo lo malo; sabia escuchar, y vivió casi cien años de cambios en su país, sobrevivió a tres guerras en su patria natal, y parecía que su alma estaba blindada, nada parecía asustarle, jamás se aferro al amor de ningún hombre, ni al amor de nadie, aunque amo a todos y todos la amaba a ella, sería difícil describir a semejante mujer.
Esta anciana de vida muy divertida en muchos momentos de su vida opacaba en definitiva todas las almas tristes y reprimidas de cualquier ciudad; hizo las cosas más atrevidas que cualquiera hubiera imaginado, su dicho popular favorito era “Cuando uno se muere solo se lleva lo comido y lo vivido”, así que se decidió con todas las fuerzas de su alma a vivir la vida de la forma más interesante y plena, tenía una mente tan amplia y tan liberal, solo que casi al ocaso de su vida se encontró sentada en la silla de los infieles, a esperar el momento de su muerte, a recordar cuanto bien y cuanto mal había hecho, muchos días había estado triste, se sentía vacía y ebria de soledad.
 Recordaba la muerte de sus padres, sobre todo la muerte de su amada madrecita, ella presencio ese momento, según se acordaba fue una muerte tranquila, su rostro reflejaba paz, su madre murió a la edad de cien años exactos el mismo día que nació, su mente perdió la lucidez, pero nunca el temor y el respeto a Dios, en sus últimos momentos con una mirada fija rogaba la misericordia de Dios, falleció rodeada de sus seres queridos y con muchos cuidados, su madre fue una mujer, hermosa, sencilla, y bondadosa, con un pasado intachable, también fue viuda, y en su segundo matrimonio concibió a esta mujer excepcional.
Ella estaba contemplando la idea de cómo sería su muerte, sabía que Dios existía, pero muchas veces ella había buscado a Dios, y muchas veces había buscado a Satanás, en el ocultismo, sus recuerdos de que había sido una buena amiga con muchas personas, pero una mala madre la atormentaban, lloraba la muerte de uno de sus hijos, creía a veces escuchar que un pájaro le decía que uno de sus hijos se murió, al hijo que  abandono, esto le dolía tanto, tenia culpa y aunque no queria se atormentaba asi misma, y aunque le había pedido perdón a Dios, sentía que el nunca la había perdonado; los recuerdos del pasado eran su cárcel, entonces se dio cuenta de lo infructuoso de vivir sin Dios; el temor que la muerte estaba a punto de llevarse su vida, la atormentaba, y se decía, fui mala si; pero fui muy buena, ayude a todo el que pude, fui mala, pero fui también buena, tuve un equilibrio, aun así no me quiero morir asi, si hay un cielo con todo lo que siento no creo entrar en el, mas segura estoy que si hay un infierno allí voy a llegar, me siento como sucia por dentro, me siento vacía, se que cuando le pedi a Dios de corazón muchas veces, el me escucho, vi sus milagros; pero no siento que hubiera conocido el amor de Dios, estoy segura que ese es el amor más grande…se decía asi misma.
De alguna manera su alma le indicaba que por las obras no podía entrar al cielo; ella había ido a la iglesia evangélica muchas veces, pero no se había arrepentido de corazón, desde el año mil novecientos treinta había guardado en unas maletas un frasco vacio de perfume de la suerte, para tener dinero y suerte, ella creía que todo el bien que tenia procedía de sus objetos de la suerte de ciertas plantas, y demás fetiches, pero no era asi, todo el bien venia de Dios, porque fue una hija especial con su madre, venia además porque siempre vistió al necesitado, y compartió su pan con el tenia hambre, venia que aunque ella no amaba a Dios, si alguien necesito de un techo ella le ayudo, era el pago de lo que había sembrado, amor, bondad, y protección a otros.
Sentada en la silla de los infieles, compartiendo su vida con los temores de su alma, con la soledad de su vida, con los remordimientos y sentimientos de culpa, miraba a los cielos y comenzó a pedirle a Dios clemencia por su vida, y comenzó a pedirle perdón a Dios de corazón por todos sus pecados, se arrepintió de su maldad, y reconoció que el Señor Jesus había muerto en una cruz, por sus pecados, ese dia comprendió que sus buenas obras no podían competir con la bondad, el amor y la santidad de Dios, que no podía ir al cielo por sus buenas obras, que lo único que igualaba la santidad de Dios, era la sangre del Señor Jesucristo, que ese era el precio justo para pagar la deuda su pecado, lloro por largo rato, pero su alma al fin fue libre, e inexplicablemente sintió el amor de Dios en su corazón; el peso que agobiaba su alma, se fue de su corazón, sintió que una pesada y enorme carga como del amaño del mundo le fue quitada de su espalda, y por primera vez fue verdaderamente libre, Dios la liberto de estar sentada en la silla de los infieles.
Ella fue amiga de Dios, le amo con toda su alma, y con su testimonio de vida cristiana muchos de sus amigos de diferentes edades se convirtieron a Dios, conoció la verdadera alegría del corazón, no necesitaba embriagarse para ser feliz, ella ya era feliz, Dios por medio de su Espíritu Santo estaba en su corazón, la sangre del Señor Jesucristo había pagado el precio de su libertad, y estaba contenta esperando el llamado de Dios a su presencia, tres lindos, años transcurrieron y hasta el día de su muerte, su rostro irradiaba una paz, que solo la tienen aquellos que tienen la paz de Dios, y su perdón y saben que van al cielo, por su amor, la sangre de su Santo Hijo, y su gran misericordia.
La Biblia dice en San Juan 3:16 “Porque de tal manera amo Dios al mundo que ha dado su hijo unigénito para que todo aquel que en el crea no se pierda mas tenga la vida eterna”. La pregunta para ti es: después de saber cuánto vales y te ama Dios, ¿Que harás tú con Jesús, el regalo de salvación?
“El Joven Altruista”
El joven altruista, estaba también sentado en la silla de los infieles, y a menudo se preguntaba ¿Por qué estaba muriendo de esta manera tan cruel?
El se decía asi mismo, se que Dios para mí no existe, pero si es cierto que la vida es una siembra, si he sembrado, se que algo bueno tendre que cosechar, pero para mi no es real ni Dios, y si el no existe menos existirá el cielo y tampoco ha de existir el infierno, he hecho todo el bien que he podido, trate de vivir en paz con mis semejantes…Si era cierto había hecho todo el bien que había podido, incluso había hecho una donación de parte de su hígado a un desconocido, el trasplante fue un éxito, el hígado estaba cumpliendo su función, y le había dado a alguien más la oportunidad de vivir.
A sus escasos treinta y cinco años de vida había hecho más que otros por muchos, sin importar sus múltiples ocupaciones, trabajaba, atendía un negocio familiar que había heredado; ayudo a construir un hospital para ayudar a personas de escasos recursos que estuvieran enfermos de cáncer, además se había graduado como médico con honores, con mucho esmero obtuvo la especialidad en Oncología, siempre estaba reforzando sus conocimientos en este tema; cuando el tenia doce años de vida se entero que su amado abuelo materno estaba enfermo de cáncer, dos años más tarde falleció de esa terrible enfermedad, y esto lo motivo a tener un espíritu altruista. Todas las personas que lo conocían quedaban impresionadas por su calidad humana,  sin embargo cuando perdió a su abuelo, castigo a Dios, lo anulo de sus pensamientos por no haberle salvado la vida a su abuelo, sufrió mucho con esa decisión, no quiso saber más de Dios, el joven altruista respetaba las creencias de los demás, incluso a sus pacientes cuando ya no podía hacerse más, les decía: ¿Usted cree en Dios?, bueno si cree en Dios encomiéndese a el, y nosotros haremos todo lo posible para que todo salga bien, cuando muchos pacientes fueron milagrosamente sanados, el le atribuyo afanosamente sus milagros a la ciencia, íntimamente el odiaba la voluntad de Dios, a sus escasos treinta y cinco años de vida, también le habían diagnosticado cáncer en el páncreas, comenzó con su tratamiento de quimioterapia, luego cobaltos, pasado poco tiempo, se dio cuenta que nada había funcionado, que el cáncer se había esparcido, ya era una metástasis, sentado en la silla de los infieles estaba triste y desconcertado, tuvo tantos logros, tantos triunfos, tuvo mas oportunidades que muchos, un hogar estable, una buena esposa, dos lindos y pequeños niños, el amor de padres, el amor de su querido y amado abuelo, una familia económicamente estable, pero su vida siempre la sintió vacía, desde el momento que decidió que Dios, para el ya no existía, se sentía tan desafortunado al saber que tenía todos los recurso económicos para un buen tratamiento médico, sabía que tenía voluntad para someterse a tales tratamientos a pesar del dolor, pero como profesional se daba cuenta que todo eso ya no servía de nada, que en esos momentos de nada valían sus conocimientos médicos, ni los avances científicos, ni su dinero, ni su juventud, y cualquier otra cosa en su favor, todo era en vano, sentado se decidió a seguir peleando por su vida con sus tratamientos, aunque ya no tenía la fuerza emocional como al principio, era cierto al verse a el mismo al espejo, ni el mismo se reconocía, había perdido tanto peso, también había perdido su cabello, los dolores que sentía eran fuertes, y los síntomas secundarios por el tratamiento también eran difíciles, y aun con poca fuerza no quería darse por vencido, aunque este joven altruista en realidad era muy valiente y muy noble, pero sin Dios y sin esperanza todo lo que tenia era como si no tuviera nada.
Stefany y su cárcel
Stefany fue una niña con una vida muy infeliz, el abandono de su padre le produjo cierta amargura que la marco, ella nunca comprendió porque su papa los abandono a su suerte a su madre y a sus hermanos, para irse con la mejor amiga de su mama, ella tenía ocho años cuando eso paso, ella nunca comprendió esto, en realidad no era fácil de comprender, la suerte que ellos vivieron después de esto fue terrible, no había comida, su madre comenzó a buscar trabajo, lavaba y planchaba, muchas horas del día y muchas horas de la noche, su madre era una mujer noble, una mala palabra no salía de su boca, pero un día cambio radicalmente, estaba cansada de vivir en un mesón y que muchas personas abusaran golpeando y maltratando a sus hijos, toda la maldad que nunca había hecho salió de ella, y logro darse a respetar por medio de la violencia física, Stefany, extraño tanto a su padre, lo busco por muchos dias, se subia a los buses y en esa epoca los niños pequeños no pagaban el pasaje, lo buscaba en el lugar donde ella sabia que trabajaba desde muy pequeña ella sabia que bus era el que iba hasta el trabajo de su papa, pero nunca lo encontraba, con sus humildes ropas la pequeña niña cargaba a su hermanito de dos años, con mucha hambre, y con la esperanza de encontrarlo hasta el dia que decidió no buscarlo mas, hasta el dia que lo saco de su corazón, no volvió a confiar en ninguna persona, le era imposible creer que alguien pudiera amarla en verdad, si a la persona que ella tanto amo le había dado la espalda por la mejor amiga de su mama, ella sentía que ya no tenia tanto valor, no le reprocho a Dios nunca, ni las veces que no había comido, ni el tiempo que no tenia ni un par de zapatos, ni su soledad, ni la carga de cuidar de sus hermanos menores, ella creció y comenzó a buscar trabajo y encontró, si había tomado ciertas decisiones, divertirse, ella decía tengo el cuerpo para bailar, se cantar, tengo buena presentación, yo se que cada vez que me pongo a cantar a la gente le gusta y quizás ese sea mi camino, cada vez que estoy ensayando música a mi se me olvidan los problemas, cuando estoy en alguna fiesta igual, si voy al cine me siento alegre, son casi dos horas de diversión, lo mejor que puedo hacer es tratar de divertirme, total las amistades que tengo gracias a Dios son sanas, hay respeto, solo necesito diversión, total estoy muy joven para vivir amargada. ¡Y azúcar mi negra!, ese dia diferente Stefany se fue con unos amigos al Puerto de La Libertad, quien los llevaba era una persona que le encantaba la velocidad y ese dia tuvieron un gran accidente.
Stefany no sabia que había alguien que quería ser su Padre Celestial, si sabía que su Santo Hijo había muerto por los pecados de la humanidad, pero ella jamás se imagino que Dios la amara tanto para dar a su Hijo para morir por sus pecados, el abandono de su padre había producido en ella una distorsión del amor de Dios, muchas veces Dios había mandado personas que le hablaran de su amor, pero ella había escuchado pero como era buena persona creía que no necesitaba ser perdonada, sobre todo pensaba porque ella no renegaba de Dios nunca, ella no le hacia daño a nadie, al contrario ella había sido la victima, entonces se decía interiormente yo me siento sin culpa…..
Continuara.
Maryjov.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"He aha ka ke Akua e noi mai nei"