viernes, 16 de noviembre de 2018

Bajo el Cielo de El Salvador


“Bajo el  Cielo de El Salvador”
Bajo el cielo de El Salvador, nació José Lito Sibirian, a quienes todos conocían como Joselito, fue el producto de una aventura de amor de juventud, que en realidad nunca fue amor, su papa solo conquisto a su mama con engaños, la embarazo, reconoció el hijo solo porque saco el color de sus ojos,  y se fue para el Norte y sobre todo porque la mama de Joselito era una menor de edad, tenia a penas dieciséis años de edad, y lo podían llevar preso, pero según él se iba para el norte, a conquistar el sueño americano, quería triunfar; la mama de Joselito una mujer muy chula, que el sol se detenía solo para verla, se quedo con todos sus sueños de muchacha por primera vez engañada; destruidos, con su corazón roto, sintiéndose menos que nada, con un rotulo invisible en la frente que por haber tenido semejante experiencia con el peor de los hombres de la Colonia, les decía a todos los demás hombres “Se Puede”, todo el que la conocía quedaba prendado de ella por su belleza y por su sencillez; pero al saber quien había sido el que primero que la conquisto, todos la menospreciaban se confundían y creían que era la más fácil de las mujeres de ese lugar; semejante reputación la hacía fácil víctima del acoso, del desprecio de los hombres que “querían satisfacer con esa mujer sus instintos más bajos”, y del desprecio incansable de las mujeres del lugar, sin importarles que ella era un ser humano y tenia sentimientos; la familia de la mama de Joselito, no eran tan malas piezas lo único que desde el momento que se enteraron que estaba embarazada, pusieron en una cobija las únicas dos mudadas de ropa de la muchacha y la echaron a la calle, como perro sin dueño, ella asustada suplicaba que no la echaran, pero sin misericordia le dieron una tunda tan grande que casi pierde a Joselito, después de verla revolcándose en el suelo, y ante el susto y el remordimiento de casi matar a un inocente y poder ir a parar presos a la cárcel, por matar a un inocente que no tenia culpa; le dijeron a la muchacha que la dejarían viviendo con ellos solamente el tiempo del embarazo, y que se rebuscara para que se fuera, porque eran pobres pero decentes, y ella, ya no cabía mas en esa casa; nunca la habían tratado bien; la muchacha era la última de cinco hermanos, tres varones y una mujer mayores que ella, y por ser los mayores creían que ella tenia que darles obediencia absoluta y un profundo respeto;  durante esos ocho meses de embarazo a pesar de su estado comenzó su libertinaje, no tan declarado, pero ya era un secreto a voces que la muchacha por su necesidad se había corrompido, en la casa ya no había comida para ella, y no que siempre hubiera habido, sino que la ración que anteriormente a su embarazo le daban solo le había servido para medio subsistir; y los galanes que la perseguían como perros salvajes, cada uno quería una oportunidad con ella aunque estuviera embarazada, uno de los hombres que se la llevaba de fino pero la facha era de puro monstruo, solo que bien vestido y con olor a perfume del más fuerte, de ese perfume tan especial llamado siete machos,  la comenzó y a enamorar, el mala pieza del papa de Joselito ya había regado el chisme que la muchacha ya había sido algo de él, que un plato de comida era lo que le había costado, que en la primera salida la muchacha se le había entregado; eran mentiras, había pasado muchos años cortejándola secretamente, mandándole cartitas, dejándoselas todos los días en una indidura del paredón de la casa donde ella vivia; diciéndole a una amiguita de la escuela, de la muchacha que le insistiera a la muchacha para que saliera con el, la madre de Joselito ni siquiera le ponia atención, y fue por eso que se fijo que la muchacha tenia una sola amiga en la escuela, esa amiga era bastante amigable con todo mundo, se hizo tan amiga del futuro padre de Joselito, poco a poco ya se decían ellos que eran grandes amigos, la madre de Joselito guardaba su distancia, ella no tenia ni intensiones de ser amiga, ni nada de el,  no quizo porque tenia miedo y pena, si le gustaba porque era un hombre guapo y a cualquiera le gustaba, era un chivito, bien vestido y guapo según todo el mundo, pero en realidad era un chivito en aguas, bien arreglado y sin nada de pisto en la bolsa, un perfecto holgazan, buscando andaba quien lo mantuviera y ya había estado en concubinato con mas de tres mujeres mayores que el, ellas le pagaban ciertos gustitos, andaba detrás de otras tres niñas de la colonia, también adolecentes; y  se oia un poco lejos  del lugar donde vivía la madre de Joselito, ciertos rumores que decían que a otra niña de la misma escuela donde estudiaba la madre de Joselito, de octavo grado pero del turno de la mañana, y que tenia quince años el fulano le había desgraciado la vida, que estaba embarazada y que sus papas la habían mandado a Usulután porque de alla era la familia de ellos, y que a varias niñas con engaños las había hecho caer, pero no decían cuales adolecentes eran las afectadas, entonces todo el mundo suponía que el fulano se las ingeniaba de diferentes formas para seducir y hacer caer a sus pobres victimas; este fulano mayor que la mayoría de sus víctimas, era un bebedor de los fines de semana, y también trasnochaba, de cuando en cuando se quedaba a dormir con más de alguna mujer mayor, también se iba a jugar algún billar, especialmente al billar llamado El Mónaco, en Ciudad Delgado, o se iba a meter a los famosos bailes del centro de San Salvador, donde solo había asistencia de firmitas como él,  contaban las malas lenguas que en uno de esos bailes casi le ralean la panza, por andar codiciando y piropeando una mujer ajena; en fin hacia de las suyas y tenia sus mañas y las de Pedro Ardimales; y cuando ya andaban hambre se iban al mercado Tineti a comer sancocho, en esas salidas a veces hasta descalzo salía,  y por tanto  embriagarse con una parva de vagos, sin oficio ni beneficio, los cuales dejaban mucho que desear, ya tenia hasta pancita de bolo, cerca de su casa se le solia ver conversando con mas de una señorita por la famosa Calle Gloria, y por otros rumbos como por el Barrio San Sebastian, y por la Colonia Los Alpes, en Ciudad Delgado, se le veía paseando y comiendo pupusas adentro del mercado de Ciudad Delgado, aquí lo miraban porque les quedaba cerca, luego se sabia que iba a San Martin y a Santa Tecla los fines de semana, ademas tenia familia en Chalatenango y alla tenia una novia con permiso y con quien había planeado casarse, que la familia de la muchacha tenia sus centavos y le habían prestado dinero para que comprara un carro, porque el les había dicho que no tenia trabajo y que queria reunir dinero para casarse con la muchacha y para mantenerla como ella estaba acostumbrada y se merecía; y aunque sea frutas y verduras iba a vender en las colonias, para comprar un terrenito y hacer una casa para cuando se casara con la muchacha; le dieron el dinero, lo compro pero por andar tomado con unas mujeres de mal vivir, choco y en dos meses había echo parche el pobre carro, y le había dicho a la familia de la muchacha que lo intentaron secuestrar y que a punta de pistola unos guerrilleros lo hicieron manejar y que por el nerviosismo choco, la familia de la muchacha chalateca feliz, que el infeliz estaba bien, le perdonaron la deuda, y el tuvo que vender el carro como chatarra, la verdad era que el fulano no tenia trabajo porque cada trabajo que conseguía lo perdia, siempre llegaba tarde, y no hacia lo que se le encomendaba; en otra oportunidad a un tio hermanito de papa y mama de su querida y amada madrecita, quien era  dueño de una ferretería un poco fuerte en Ciudad Delgado, le dijo que tenia una necesidad tan urgente que le prestara en ese mismo momento dos mil colones, que tenia un problema serio y no le podía explicar, y ante la gran urgencia que le simulo, el pobre señor solo tenia mil colones, se los dio, y pasadas dos horas el tio llego a la casa del fulano para ver, cual era la urgencia y la gran necesidad, y nadie sabia que decirle, la necesidad consistía en que junto con varios de sus amigos, habían planeado irse al mar, y los otros fulanos casi solo ellos habían estado poniendo para el vicio y el no les había soltado nada, por lo que lo estaban presionando para se reivindicara con ellos, conocido el asunto y pasados tres meses el tio volvió a llegar a la casa del fulano, y todos le salieron bien contentos, le dijeron que no se preocupara por su dinero que en ese mismo dia el fulano se acababa de sacar la lotería y que había dicho que a su tio por haber sido tan bueno con el, era el único a quien le iba a regalar mil colones a parte de los mil que le debía, el pobre tio nunca recibió nada, pero como su hermanita la madre del fulano era quien se lo decía, el tio decidió que por ser familia como iba a cobrarle, pues la vieja mentirosa le invento que ella tenia una enfermedad incurable y que para eso habían gastado los mil colones y que el sangano de su hijo hasta ya tenia endeudado  lo que se gano en la lotería; El fulano, sin oficio ni beneficio por estar sin que hacer llegaba todos los dias a la escuela, donde estudiaba la muchacha, esta conducta fue durante cinco años, el malvado, cuando calculaba que la pobre muchacha ya iba a salir, el llegaba a la escuela, difícilmente faltaba, aunque lloviera llegaba,  por este motivo ella comenzó a creer que si la amaba, porque ni siquiera le importaba irse empapado de agua por estar cerca de ella, al tercer año de andarla persiguiendo por medio de cartas se hicieron novios, el se iba enamorándola por el camino ella caminando adelante, y el a varios pasos detrás de ella, y hablando unas cuantas palabras con la compañerita de ella, quien en serio era de lo mas ingenua y se iba por todo el camino siguiéndole la corriente y echándole leña al fuego ayudándole al perverso, sin saber que esa iba ser la peor desgracia de su amiga; el muy malo había apostado que esa muchacha iba a caer con él, le costara lo que le costara y le llevara el tiempo que le llevara, claro  tenía todo el tiempo del mundo para insistirle que le hiciera caso, no trabajaba; ni estudiaba, la mama tenía una pequeña tienda, pero bastante surtida, era una mujer muy alcahueta con sus hijos, a este pérfido no le exigía nada, ella sabia sus malandanzas, y las de sus demás hijos; con lo que respondía cada vez que le contaban sus pilladas era, amarren a sus pollitas porque mis pollitos andan sueltos, solo así hablaba, la madre de este pérfido para su dicha tenía tres varones, ninguna pena de que le fracasaran y salieran embarazadas, era tan desfachatada, que a ella no le importaba cuanta cipota entrara en su casa, a todas las admitía sin pedir ninguna explicación, todas le llevaban algún presente; y cuando llegaban, la vieja se fingía enferma y  les pedía ayuda para que le hicieran el oficio de la casa, para que le ayudaran a cocinar y a lavar la ropa sucia, ella decía: las amigas de mis hijos me ayudan, eso si no las dejaba que le cobraran en la tienda pero sí que despacharan, ella se sentaba a la par de un guacalito donde tenía las fichas, y los billetes ella los andaba en un delantal que siempre andaba puesto; las entatarataba con una gaseosa, y diciéndoles palabras bonitas, y siendo muy amable con ellas, si alguien llegaba a su casa a visitarla, la muy vieja presentaba a cada muchacha como si fueran la primera dama de la nación, aunque los que estuvieran haciendo en ese momento fuera lavar el servicio de su casa, era tan zalamera, y si que les sacaba lucro a la belleza y pilladas de sus hijos, de todas las formas posibles; si alguna se le salía de control, ella rápido la tranquilizaba y le decía que ella sabía que era una muchacha intachable, pura y decente y que no le convenía que hiciera espectáculos, que sino ningún hombre se iba a querer casar con ella, y que tenia por entendido que su hijo, el que fuera no le había tocado ni uno solo de sus cabellos, y que ella podía meter las manos al fuego por ellas, aunque ella supiera las peores cosas, juraba y perjuraba que sus hijos a ninguna le habían desgraciado la vida, y mucho menos en su casa, a sabiendas que su casa era un corredor, y ella solo se hacia la dormida; les regalaba unos dos pesos y les decía que tenían las puertas de su casa abiertas, y cerraba sus oídos a sus malandanzas y a las desgracias que le hacían pasar a cuanta muchacha pudieran; tenia además la suerte que su esposo siempre fue un hombre bueno y responsable, muy trabajador, nada que ver con ninguno de sus supuestos hijos que no se parecían en nada a él, no tenían ninguna cualidad, ni ningún parecido físico, ni a él ni a ella, más bien se parecían al albañil, que les construyo su casa el tercer año de casados y en ese tiempo no habían podido tener hijos, hasta el siguiente año, que tuvo al parto helado de Nacho Sibirian, en fin al albañil a saber porque pero si se parecían a el, hasta en un camanance que tenían bien pronunciado en el mentón; el pobre esposo tenía cinco años de haberse ido a Los Estado Unidos, necesitaba ganar más dinero, y porque la familia de él desde hace años estaban allá, y a él desde hacía un poco tiempo se le había dado la idea que quería tener residencia en el norte, él pensaba que las condiciones de El Salvador, iban a empeorar y que hasta podía crecer los problemas y haber una guerra, el quería que su familia estuviera segura, y también lo hacía porque los partos helados que tenia, uno decía que quería ser profesor de sociales, otro decía que quería ser arquitecto, y Nacho Sibirian decía que el amaba tanto a su padre, que le era imposible aspirar tener una carrera, que él solo quería ser el hijo querido de su papito para siempre, además estaba tan seguro que él era tan chulo que cualquier mujer bien inteligente no lo iba a dejar de ir de su lado y si alguien quería estar con él, lo tenía que mantener, porque él no había nacido para el trabajo,  y por eso el padre de estos descerebrados se iba para obtener la residencia,  siempre les mandaba dinero, casi todo el dinero que ganaba les mandaba se quedaba con un poquito de dinero para medio irla pasando, le enviaba a su esposa bastante dinero para ella y para sus holgazanes hijos, en realidad el pobre hombre era estéril y nunca se había dado cuenta, la mujer le había dado gato por liebre y como el pobre hombre, era bien humilde, nunca se imagino que la larva de su mujer le hiciera esa jugada, la gente más vieja de ese lugar si conocían la historia del famoso albañil, que de repente cambio de domicilio, y que fue muy amigo de esta pareja y de cuando en cuando llegaba a visitarlos a su casa; mas que todo cuando no se encontraba el esposo de la referida señora, allí pasaba en la casa, jugaba mucho con los niños, y en verdad se veía que cuando estaba cerca de ellos les tenia gran afecto, y se quedaba haciéndole compañía a la señora cuando los niños se iban para la escuela; la vieja adoraba a sus hijos, era una gran firma;  era una grandísima zorra, en su juventud sí que había dado batería, en todos los sentidos, fue mala hija, un ser tan aprovechada como pocos, a sus hijos los amaba pero como ya sabía de quien eran hijos, no tan fácil la engañaban, no les soltaba dinero porque ella sabía para que lo ocupaban, solo para desperdiciarlo, y que cuando ellos despachaban en la tienda un ratito solo metían la mano en el guacalito y le sacaban dinero y se iban a vagar, al día le quitaban entre los tres un total de quince colones diarios; y ella ya tenía el cálculo de cuanto se vendía al día y sabia cuanto le faltaba porque anotaba cuanto vendía; y así era como el enamorado de la madre de Joselito, le robaba a la mama unos cinco colones, y le regalaba gaseosas y churros a la amiga de la futura mama de Joselito, a la tal Edelmira;  el muy truhán, le mandaba  poemas de Alfredo Espino, a la madre de Joselito; y el muy mentiroso le decía que eran de él, este fue un indicio para la muchacha pero no le dio mayor importancia, cuando en la escuela comenzó a ver Idioma Nacional, tuvo que ver algunos poemas, y allí leyó los de Alfredo espino; le mandaba cartas de amor, muchas de hasta cinco páginas, le había hecho muchas promesas, le ofrecía un eterno amor donde él le iba a bajar la luna y las estrellas para ella, cada vez que la muchacha iba a una de las varias  tiendas o al molino allí estaba pendiente para ver si salía a la calle y le decía que si, y tal vez ese día se le hacia el milagro; en la tienda donde más frecuentemente iba a comprar la mama de Joselito y en el molino los periódicos locales de la Colonia tiraban habladas enfrente de la muchacha que este fulano andaba cortejando a varias muchachas y que ya le había desgraciado la vida a más de alguna, pero nunca lo llamaban por el nombre sino solo por el apodo, al fin la muchacha entendió de quien hablaban y le pregunto a el mismo que porque decían tales y cuales cosas, él le decía, no, no es cierto, yo solo a usted la quiero y si es cierto que les hablo a todas, pero cuando usted me haga caso a todas les voy a dejar de hablar, por decepción de que usted no me hace caso les hablo a ellas; unos días antes de la graduación de noveno grado la madre Joselito, iba como siempre caminando hacia su casa, los rumores que el perverso tenía bastante tiempo detrás de su pequeña hermana ya habían llegado a los oídos de la familia de la muchacha, los hermanos de ella se fueron a traerla a la escuela y si se daban cuenta que ella andaba de novia, tenían pensado darle una buena tunda, así fue que dispusieron más de una semana para que les constara quien venía detrás de ella, y al fin se fijaron que durante varios días ella caminaba adelante y que el perverso venia unos pasos detrás de ella, un día le salen al encuentro, y comienza el relajo, ¡bueno y vos que te has creído, le dijeron sus hermanos, ya tenemos días de venirte a vigiar, y ya sabemos que andas con este pelafustanes, fíjate bien, porque este no solo a vos te busca, anda buscando a quien desgraciarle la vida, la muchacha negó y les dijo que ella no andaba con él, ni con nadie, mírame a los ojos y júramelo le decía uno de sus hermanos, es cierto le decía ella que te baste con que yo te lo estoy diciendo, su hermano la tomo fuertemente del brazo y le dijo a como yo me dé cuenta que andas con este, soy capaz de pegarte y quebrarte hasta los dientes, que a caso sos tan inocente que no te has dado cuenta que este es un vago, mantenido, bueno para nada, solo te va a desgraciar la vida y te va a dejar tirada, su otro hermano intervino, la tomo de la oreja tan fuerte, ella comenzó a llorar, la soltó de la oreja y la agarro del pelo, vino el pérfido y le dijo: hey, no disculpen, no sé que les hayan dicho pero por favor suéltenla, yo ni siquiera le hablo, quiso jalarla y ayudarle y la tomo del otro brazo, y para que se metió, los dos hermanos de la muchacha se le fueron encima y comenzaron a golpearlo, por todas partes, y le dieron hasta punta pies en el estomago, y ella les decían ya no le peguen yo ni siquiera le hablo; a lo lejos venia el camión de la benemérita Guardia nacional, por lo que a los gritos de la muchacha que allí venia la guardia lo soltaron y comenzaron a correr y se metieron a una finca, corrían tan de prisa, que de un dos por tres estaban en su casa; el pérfido tirado en el suelo y la muchacha contemplándolo, uno de esos guardias era un sargento, buen amigo de la madre del perverso, y cuando lo vio tirado le pregunto que le había pasado, por lo que él les dijo que unos hombres le habían querido robar y que no sabía quiénes eran, ellos le dijeron que a qué horas había sido eso, el les mintió y les dijo que hacían veinte minutos, y que la muchacha lo conocía, acababa de llegar y lo estaba ayudando; lo subieron al camión, y lo fueron a dejar hasta su casa, la madre bien agradecida, dándoles gaseosas y pan dulce a todos los guardias, que iban en el camión y le dio diez colones al sargento por gratitud. Así se echo a la bolsa a la pobre muchacha, quien en su inocencia pensaba que Nacho Sibirian, le había hecho un gran favor por no denunciar a sus hermanos. Pasaron varios días y por no seguir en pleito, ni los hermanos, ni el perverso fueron a la escuela; un día antes de salir de noveno, el perverso ya había estado pensando la forma de robarle su pureza a la muchacha, y como todavía estaba un poco amoratado, fue a visitar a la amiga de ella y le dijo, mira fíjate que quiero ver a tu amiga, pero no puedo ir a la escuela, sí; le dijo ella, y no sé si me pudieras ayudar, ya no me aguanto por verla, ella es el amor de mi vida, le decía, la amiguita algo crédula, le propuso una brillante idea, mira fíjate que vos sabes que mi mama trabaja, y mi abuela ha ido a pasar unos días a la casa de un tío en Santa Ana, si queres mañana que va ser la despedida de la escuela te podes reunir con ella aquí en la casa; el perverso le dijo, si pero fíjate que yo quiero hablar muchas cosas con ella, ya no solo quiero saber lo que piensa por cartas, si no tenes desconfianza, vienen ustedes y vos me dejas solo con ella. El día de la despedida de noveno grado fue el día de la desdicha de la pobre muchacha, todo lo planeado por él, y la ingenua amiga de la muchacha, salió de película, la amiguita llego con el cuento a la pobre que de la golpiza que le dieron sus hermanos al zángano, estaba grave, que al parecer de ella le habían quebrado unas costillas y se le oía respirar como entre cortado, que a saber si se podía morir, la exageración en alianza del romanticismo y la ilusión de amiga, de poder ser la ayuda para que un verdadero amor imposible se realizara hacia que la ingenua amiga hablara disparates, le dijo también que lo veía bastante desesperado por ella, por lo que se despidieron rápido de sus compañeros de escuela y se fueron para la casa de la amiga, ese día, el perverso vio a la muchacha, le dijo la historia que la amaba, que quería formar una sola familia en toda su vida y que él solo quería tener una familia y esa familia la quería formar solo con ella, que quería tener varios niños con ella; que no soportaba la idea de esperarla tanto tiempo, que se sentía que se moría al estar lejos de ella, que ella sabía que si él, hubiera hablado a los soldados sobre quiénes fueron los que lo golpearon, que los soldados por lo menos se hubieran llevado presos a sus hermanos, que él un favor les había hecho al quedarse callado, y que por buena persona no lo había hecho porque ellos eran su familia, que el quería saber si así como el estaba dispuesto hasta enfrentarse a sus hermanos por ella, ella estaba dispuesta a enfrentarse a su familia, y a todo el mundo por él, y que si era cierto que se lo demostrara, en ese mismo día, la muchacha le dijo, que sí, pero en realidad ella no sabía a lo que el se refirió, ni idea tenia lo que él pretendía, a según ella el quería que ese día ella le contara a su familia que lo quería y que les pidiera permiso de andar de novios, imaginarse esto una mujer pedir permiso en su casa para andar de novia de alguien, que hombre fuera el más cobarde de no dar la cara por la mujer a quien dice que ama; su amiguita, había cerrado con llave la puerta de la casa, según las instrucciones del perverso, y se había ido a dar una vuelta con unos cinco colones que él, le había regalado, a ver se decía una gaseosa, unos churros, y me voy a estar sentada esperando un buen rato para que ellos hablen tranquilamente.  Lo demás  fue historia, una sola vez, un solo error, quizás más errores, creer las palabras de amor de un hombre mentiroso, cobarde, que jamás se atrevió a ir a pedir permiso a la familia de la muchacha, cobarde que solo quería aprovecharse de ella y por esa razón necesitaba que esa relación fuera clandestina, y otro grave error dejarse chantajear por este cobarde y  el estar a solas con ese desalmado; en realidad ella si lo amaba y no fue que ella se entregara al malvado, cuando ella vio las actitudes de él comenzó a esquivarlo, pero en realidad el la forzó, quiso gritar y no pudo, la vergüenza le cerró la boca, aunque hubiera sido mejor que se hubiera olvidado de la vergüenza y que gritara; y luego la culpo, y le dijo que él era hombre, que ella era la culpable, que ella era la que se le insinuaba, que no la quería volver a ver en mucho tiempo; era un grandísimo cobarde; y era el inicio del calvario de esta pobre victima; antes de todos estos eventos todas las madres de familia deseaban que esta digna muchacha fuera la esposa de alguno de sus hijos; cuando la muchacha para su desgracia se dio cuenta que estaba embarazada, lucho y lucho por verlo, y hablar con él, busco a su ingenua amiga, a quien el perverso ya le envenenado la mente y le había dicho que la tal muchacha no era una mujer decente, que se apartara de ella, de tanto rogarla la madre de Joselito a duras penas logro convencer a su ex ingenua amiga; con una gran esperanza que el padre de Joselito se iba a ser responsable y se iba a casar con ella como tantas veces le había dicho, y le iba a cumplir  tantas pero tantas promesas de amor; cuando logro verlo le dio la noticia, el malvado lo primero que hizo fue decirle con ira, seguridad y violencia: ese hijo no es mío, yo estoy seguro que no he sido el primero en tu vida, hay ve vos como te las arreglas pero a mí no me vas a echar esa cruz, ese es tu problema hay ve como te las arreglas; ella lo tomo de los brazos y le suplico que le ayudara; a lo que le respondió, que  lo que ella decía estaba seguro que  no era cierto, que él no era el papa de su hijo, que buscara al papa de su hijo para que le ayudara;  ella le respondió que no sabía qué hacer, él le repetía yo no sé con cuantos hombres te has revolcado en tu vida, se justa a mi no me metas en tus problemas, yo estoy seguro que no fui el primero en tu vida;  con brusquedad y violencia se aparto de ella, y allí se le cayó el mundo en pedazos a la pobre, no hallaba la forma de como decirle a su familia que estaba embarazada;  durante ese mes, la muchacha; se comenzó a demacrar y su cuerpo a cambiar, la madre de ella; una mujer vieja, que por su edad, era difícil de engañarla, al verla triste, soñolienta y algunas cosas más, le dijo: vos estas rara, tenes los ojos bien claros, yo te veo rara; le dijo échame el aliento, la muchacha se sorprendió y le hizo caso, la madre le dijo: voz estas preñada, ella le decía no mama, no, estas preñada le decía, que me vas a decir a mí que he parido cinco hijos, mama perdóneme, mama perdóneme le decía, ¿Quién es el tata de ese bicho?, ella no quería decirle, hasta que al fin le dijo que era Nacho Sibirian, y comenzó la paliza, ella le decía mama déjeme que le explique cómo fueron las cosas, y la señora ya era incapaz de oír razones; en eso iban entrando los hermanos varones de la muchacha, y al enterarse comenzaron a gritar y a decirle, que se fuera de la casa, que fuera a buscar al papa de la criatura, y que ya sabían quién era, que ella era la culpable porque ellos ya se lo habían advertido, y que la mantuviera ese vago, le sacaron sus dos mudadas de ropa y las aventaron a la calle, la muchacha les dijo que él no quería hacerse cargo de ella, que la perdonaran, se hizo el gran relajo en su casa, de tantos golpes cayó al suelo y comenzó a revolcarse de dolor, en ese mismo momento la dejaron, desgreñada, amoratada, con su moral y sus sentimientos de muchacha destruidos, casi echando sangre por la boca, pues de los golpes casi le botan un par de dientes, el espectáculo hizo que salieran los periódicos locales de la colonia, al día siguiente era noticia publica que la muchacha estaba embarazada y quien era el padre. El perverso al escuchar el chisme se encargo de difamarla y desprestigiarla a la pobre muchacha, lo único que dejaba entre dicho era que él, no era el papa de la criatura de la pobre muchacha, y decía que era cierto que había estado con él, que ella se le había ofrecido,  pero que la muchacha no era doncella cuando estuvo con él, y que él fuera el padre de la criatura que estaba por nacer eso lo negaba rotundamente, a capa y espada, y que por eso no se hacía responsable de ella;  en ese día ella había perdido todo, a su familia, el supuesto amor del padre de su hijo, su dignidad de mujer, su buena reputación, la única amiga quien por su ingenuidad para lo único que le había servido era para ayudarle al malvado a desgraciarle la vida, y no tenía a donde ir, no tenía la confianza para contarle a su mama que había sido forzada, no podía contar con sus irracionales hermanos mayores, no tenía nada, y habían tantas mujeres que la envidiaban, por su belleza, y por su nobleza,  porque no importaba si se vestía con harapos, su belleza no solo era del cuerpo, era una belleza interna del alma, y esta ultima pronto iba a desaparecer.
Muchos eran los enemigos del perverso, aun a los hombres que eran tremendos les caía mal, porque ninguno tenía comparación para desgraciarle la vida a tanta mujer y vivir tan tranquilo como lo hacia él, este sí, sus métodos eran de lo más bajo, dentro de esos hombres había uno que le decían de sobrenombre el monstruo, daba la casualidad que era uno de los enemigos a morir  del papa de Joselito; comenzó a enamorar a la muchacha, este ultimo por chismes de los periódicos locales de la colonia se había enterado que la pobre muchacha su familia la había echado a la calle, que tenia condición de irse de la casa al nacer la criatura y que estaba pasando hambre, y muchas necesidades, vino y le empezó a mandar recados con una vieja celestina la tal doña Chonita, y ciertos pequeños obsequios a la muchacha, y unos veinticinco colones para que se ayudara en sus necesidades, de los cuales la tal niña Chonita le sacaba le quitaba diez y le daba quince cada quince días;  la tal niña Chonita, le vendía cerveza a un puño de bolos, eso sí, no eran cualquier clase de bolos, de donde sacaban pisto, eso a saber; pero no eran ningunos bolos acabados, y a bolos arrastrados no llegaban, la tal niña Chonita le había ofrecido muchas veces trabajo de mesera a la muchacha en su tienda, con ciertos fines, “pa que le atrajera la clientela según ella”, pero como la muchacha en realidad era bien decente no quiso, prefirió andar buscando quien le diera ropa a lavar, y hacer oficio para que le dieran un bocado de pan;  les pidió a sus hermanos ayuda para que le dieran maíz fiado para vender tortillas, ellos le dijeron que no, que no tenía como pagarles y que con cuerpo no le podían cobrar; nadie le permitió una oportunidad para que tuviera una vida diferente;  algunas mujeres envidiosas por miedo a que los maridos se fijaran en la pobre muchacha le cerraban las puertas de trabajo, en vez de ayudarla se la pasaban chismeando de la desgracia de ella, y calumniándola a tal grado que a la muchacha le habían creado la mala fama que “andaba como macho sin freno y que salve su hogar quien pueda”, cosa que no era cierto, lo que las muy insensatas provocaban era que sus maridos si se fijaran en la muchacha, y claro que al ver semejante chulada de mujer quien no se iba a fijar en ella, solo que las calumnias habían manchado tanto su reputación y dignidad de mujer que si se fijaban en ella;  pero ya con otras intensiones y no falto mas de alguno que la quisiera invitar a dar algún paseo con ellos, y la muchacha siempre  respondía con un no gracias, como respuesta y muy seria; el monstruo había oído todos esos rumores de mujeres entremetidas, chismosas y muy envidiosas, pero sabía que eso no era cierto, le sentía a la muchacha cierta lastima, pero eso no le quitaba sus malas intensiones; pues  quería que fuera su amante, y para lograrlo se alió cada vez más con la vieja zorra de doña Chonita, el trato era que él iba a llevarle nueva clientela y selecta como él le llamaba, eran bolos que si gastaban en vicio, y la tal niña Chonita se encargaba de engatusarle a la pobre muchacha, dicho y hecho, vino el monstruo y le envió a la muchacha algunas cositas buenas para comer, un su perfumito de siete machos para mujer, un desodorante, un champú, y comenzaron los mensajitos, las cartitas de amor y las invitaciones que las hacía llegar por medio de interposita persona, la tal niña Chonita, que lo que ganaba era que el monstruo pensándola su aliada le cumplía su promesa, le gastaba mas en cervezas y le llevaba al negocio de la vieja celestina nueva clientela, la vieja celestina le había dicho a la muchacha que un caballero quería conocerla, que el hombre se había separado de la mujer que tenia, que era soltero, que la mujer con la que él se había juntado era una gran bruja, que a ella constaba todo como había sido el asunto, que la mala mujer le había sido infiel, al pobre hombre, tan bueno, tan decente y tan trabajador, y que ya no estaban juntos desde hace bastante tiempo; que él se había fijado en ella y tenía buenas intensiones solo la quería conocer, ver si funcionaban las cosas y que el monstruo decía que si funcionaban podía ir a pedir su mano a su mama y a sus hermanos para casarse con ella y que él iba a reconocer como su hijo al niño que esperaba, que se la iba a llevar a vivir a su casa, y que era cierto que el hombre era feo, pero que de lo feo no se comía, pero que este hombre le había jurado y perjurado que la iba a tratar bien, y la iba hacer respetar casándose con ella. Después de una gran gritada que le dieron a la pobre muchacha en la casa, de darle empujones cada vez que se les ocurría a sus hermanos por haber dañado el honor de su familia, y de varios jalones de pelo y de recordarle que se tenía que ir de la casa, y de pasar varios días comiendo menos de lo que antes comía, con anemia y lo peor en una necesidad de afecto y de apoyo tan grande, y ante la desesperación de no hallar trabajo y de no saber que iba ser de ella y de la criatura antes y después del parto, al fin se le hizo al monstruo, salieron juntos con la muchacha, se la llevo en su carro, le abrió la puerta del carro; la llevo a comer por primera vez un pescado, solo para ella a la orilla del mar, ella nunca había visto el mar, que bonito un gran poco de agua junta, y salada, se decía; ella  estaba tan impresionada, tanta belleza y tanta inmensidad, jamás había entrado en una piscina, tantas cosas que para ella habían sido jamás, ahora existían; el monstruo se daba mucha cuenta que la muchacha era chula y decente, tranquila muy amable y muy dulce, al paso de los días la convenció de andar con él, y ella al ver que era el único hombre que la apoyaba, que no se avergonzaba de ella, según ella, que no creía en los chismes que otros decían de  ella,  se convirtió sin quererlo en su amante, si, fue su amante con su voluntad, aunque ignoraba cierta verdad, ya que el monstruo jamás le dijo que estaba casado, a ella le dibujaba un panorama que cuando naciera su hijo se iban a casar y que se iban a vivir juntos; pobre muchacha, inocentemente creyó en tantas promesas y todas eran puras mentiras, y como su vida había sido tan amarga, en medio de la maldad de este monstruo se confundió y pensó que al fin le sonreiría el destino y la trataría dulcemente; el monstruo la comenzó a llevar a un salón de belleza y la dejaron como modelo de televisión, le compro ropita nueva, zapatitos para presentarla con sus amigos de parranda, le daba a ella buena comida cada vez que salía con él, un poquito de pisto, así es que lo horrible de ese monstruo, ella lo miraba cada vez menos, comenzó a darle  unos cuantos tragos de cerveza y lo malo de esto es que a la muchacha le comenzó a gustar el guaro, pobre  es cierto comenzó a disfrutar de todas las cosas que siempre se le habían negado. Los regalitos y la comida le duraron muy poco tiempo; un día se le presento una mujer bien enojada que quería barrer el piso con ella, era la esposa del monstruo, y hasta allí llegaron cinco meses y medio de buena comida, de paseos los fines de semana, y de tantas cosas, ya que al monstruo, lo castigo su esposa; pues el dinero que invertía el monstruo en la madre de Joselito, la esposa del monstruo lo ganaba con gran esfuerzo, pues era comerciante mayorista de pescado del famoso mercado la tiendona,  tenía sus fichas, ya que a las tres de la madrugada ya estaba en pie trabajando duro en el mercado, recibiendo mercadería y vendiendo hasta las dos de la tarde todos los días, este trabajo lo había hecho por muchos años; estaba llena de cansancio, oliendo todos los días a pescado, con sueño, con hambre a veces y con una gran gastritis y colitis, ya que por la falta de tiempo no se alimentaba a las horas que debía, y desconfiando en todo momento de su marido, a quien después de cacharlo en sus andanzas y agarrarlo de las greñas, le dio un ultimátum, o el pisto y yo; o la muchacha, decídete Chamba, pero decídete ya;  el monstruo ya sabía que si elegía a la muchacha, perdía demasiado, quien lo iba a mantener, su esposa le daba dinero, buena comida, lo dejaba que anduviera con sus amigos con tal que él no se sintiera asfixiado, el no trabajaba, se desvelaba porque él quería, se levantaba a las once de la mañana y en la tarde se iba con sus amigos a molestar y en estos meses a buscar a la madre de Joselito; él no estaba acostumbrado al trabajo, ni a ninguna clase de esfuerzo, y tenía que aprovechar la extraña obsesión de su esposa por él, ya que  para ella, él era el hombre más chulo del mundo, sí; en realidad  ella era la única mujer que lo veía con ojos de amor, lo valoraba tanto que lo había ayudado a echarse a perder, y sin embargo lo amaba,  a él,  por el mismo, ella sabía que el monstruo no tenía  belleza, ni ningún talento, ningún ingenio para los negocios, el solo sabia comer, dormir y andar parrandeando y fijarse a que mujer engañar, el no tenía ni donde caerse muerto, lástima que el monstruo no estimara el profundo amor que su esposa tanto le demostraba. Es cierto que el monstruo no tenia belleza pero viveza, eso sí tenía, y sabia que en el mismo momento que su esposa lo cacho engañándola y que le diera semejante ultimátum, tenía que tomar esa gran decisión o lo perdía todo, en cinco segundos estaba decidido a conseguir el perdón de su esposa a como diera lugar, las cosas no podía dejarlas así, o perdía todo; y la familia de la muchacha no le iba a dar posada, y lo peor le iba tocar trabajar, él sabía que no contaba con la familia de Joselito, y era cierto, el monstruo era bien feo pero no tenía ni un pelo de tonto, con que ya se quieren deshacer de la muchacha, se decía así mismo; otra boca mas no la van aceptar, definitivamente no había chance, ni sus amigos le iban a echar una mano eran tan mantenidos y aprovechados como él, estos pasaban viendo a que mujer le quitaban el dinero para dárselo ellos a quienes ellos querían apantallar; de rodillas con lagrimas en sus ojos y un gran dolor y nudo en la garganta porque ya se había encariñado bastante de la muchacha; se decidió por pedirle perdón a su esposa y quedarse con ella; y le hizo creer que esa pobre muchacha lo sedujo con sus grandes ardides, y que él no quería nada con ella, pero como le había insistido tanto el ya no pudo más, y cayó en la tentación, que él era hombre, pero cayo aunque quería que supiera que él se había hecho el difícil, si quería hacerle entender a su esposa que las cosas él no se las había puesto tan fáciles a esa mala mujer, lloraba tanto que los ojos se le hincharon casi le iban a reventar, parecía que se le iban a salir, casi daba gritos suplicándole el perdón a su esposa, y a propósito dejaba de respirar y constipado de la nariz, de verdad casi le da un soponcio, y como todo el asunto ocurrió frente al negocio de la tal niña Chonita ella fue testigo contra la pobre muchacha suplicándole a la esposa del monstruo y jurándole que la malvada y pérfida había sido la pobre muchacha y no su abnegado, fiel y decente esposo, la vieja ya temía perder a tan buen cliente, hasta estuvo lista para pedir que alguien le llevara un bote de siete espíritus para el soponcio del monstruo; y tal fue la función que el monstruo hizo ante su esposa, mas el testimonio de la tal Doña Chonita que la esposa le creyó, lo perdono, y se fueron juntos abrazándose y besándose, el monstro con los ojos bien hinchados de tanto llorar, sollozaba, la ira de su esposa se aplaco,  y bien reconciliados, se fueron dejando a la víctima como la total responsable de la infidelidad del monstruo, la muchacha solo vio toda la escena, no dijo ni una palabra, una mirada le hizo a la tal niña Chonita, se dio la vuelta y se marcho.
Dos veces defraudada la pobre muchacha se dio cuenta de cómo era la vida, que triste despertar, lloro como una niña de cinco años, y se tomaba el estomago, la tal niña Chonita, sin remordimiento se dedico a difamar a la pobre muchacha y a decir que ella andaba persiguiendo a un hombre casado, que el hombre no quería, pero que ella era la culpable, mucha gente sabía que esto era mentira, mas varias mujeres que le tenían envidia decían que esto era cierto, que a ellas también les constaba el dicho de la tal niña Chonita; la muchacha se cayó, se la lavo la cara y saludaba a la tal niña Chonita como si nada le había hecho, y agarro tal coraje que caminaba en la calle con la frente en alto, sin hacer caso de los cuchicheos que las demás mujeres supuestamente decentes hacían cuando ella pasaba, se decidió a ya no escuchar lo bueno, lo malo y lo feo que dijeran de ella; le crearon una coraza en su corazón y juro que era la última vez que lloraba por esos motivos y así lo hizo. Nunca más voy a llorar porque me calumnien, porque me menosprecien, ni porque me humillen, nunca más se decía.
La madre de Joselito, jamás se había peleado con nadie, pero una mujer casada, que le tenía tanta envidia a la pobre muchacha, hablando con la tal niña Chonita, quien siempre daba los por menores a viva voz, de la vida, obra y milagro de la pobre muchacha y su fallida relación con el monstruo, y acreditándole a la pobre más de una relación fallida, comenzaron a tirarle indirectas a la pobre muchacha, la mujer casada muy digna dijo: Y no parece, la muy mosca muerta, yo por eso siempre salgo a la calle con mi marido, ya varias veces la veo que trata de seducir a mi marido con los ojos y hasta camina diferente cuando lo mira, allí ni la panza le molesta para caminar; la mirada me baja la muy descarada cuando me ve a los ojos, con mi marido que no se meta porque a mí no me interesa que este preñada, del pelo la voy agarrar y la voy arrastrar hasta tirarla al puente; y con la misma la seguía con la mirada, y cuando paso frente a ella, le dijo, con vos es, dame la cara, no te hagas la desentendida, si te llego a ver volteando a ver a mi marido arrastrada te voy hacer, semejante cualquiera; la muchacha sabia que a ella se estaban refiriendo, no dijo nada, y siguió la mujer casada, a ver cómo le va con su hijo el bastardo”, eso fue la gota que derramo el vaso, la madre de Joselito tenía seis meses y medio de embarazo,  se paro y le dijo como decís, y la mujer le replico a ver cómo vas hacer con tu hijo el bastardo, la madre de Joselito sintió de golpe, patada y porrazo todo el dolor, la furia, la indignación que durante todo ese tiempo había sentido y lo había reprimido; le hirvió la sangre, y le corrió a mil por uno; levanto la cabeza y mirándola fijamente,  le dijo conmigo te podes meter, pero con mi hijo, ni vos ni nadie se va a meter, y empezó el pleito, la mujer digna casada se le abalanzo encima a la muchacha, sin ningún reparo que estuviera embarazada, quería golpearla porque la belleza y la dulzura de la muchacha la hacían sentirse amenazada; la muchacha estuvo lista para agarrarla de las manos, y comenzar a golpearla con todo, le dio una tunda tan grande a la mujer casada, que la dejo comiendo por boca y manos ajenas, y después de golpearla comenzó  arrastrarla del pelo por toda la calle, quería tirarla al puente en vista que ella misma le había dado la idea;  la tal niña Chonita, comenzó a gritar pidiendo auxilio, “Hay decía, la está matando la va a matar, auxilio, auxilio ayuda, las chismosas de la Colonia, comenzaron a salir para poner al día las noticias locales en la colonia, y si les dio miedo la pobre muchacha y fueron a llamar a  la abuelita de Joselito, quien salió corriendo en la medida que podía, y ella fue la única que le quito de las manos a la digna mujer casada, que de digna no tenía nada, suerte había tenido que alguien estuviera tan ciego y se casara con ella, no tenía ni belleza física, mucho menos belleza interior,  porque tenía un corazón tan turbio y tan podrido, que estaba más limpio el actual rio acellhuate, era capaz de ensuciar a un inocente y a su pobre madre en cosas que jamás habían sucedido, la muchacha en su gran furia queria aventarla por el puente y matarla a la digna mujer casada, la abuelita de Joselito, le comenzó a gritar:” hija soltala, soltala” repetidamente; la muchacha no la soltaba, hasta que la abuelita y el marido de la digna mujer casada la agarraron de los brazos y la muchacha llena de pelos y pellejos las manos y las uñas  la soltó,  algo dentro de la madre de Joselito se libero, su ira, la impotencia de no poder defenderse y una fuerza desconocida que ella no sabía que tenía salió a la luz; dejo de ser humilde, se sintió tan mal, pero tan diferente, sintió la fuerza de poder defenderse. Si la abuelita no se hubiera metido capaz la mata. Desde ese día la abuela nunca más volvió a humillar a su hija, y comprendió que le había hecho tanto daño a su hija como esas personas que la habían difamado, que ella misma la había tratado como una prostituta cuando su hija simplemente fue una víctima de un mal hombre y de ellos como familia por no haber estimado a la pobre muchacha, que había buscado amor en la persona menos indicada, desde ese momento la abuelita, decidió callarse ante lo que hiciera su hija, en la mente de la abuelita aparecían las imágenes de todas las cosas que aun teniendo ella, le negaba a su hija, las veces que la pobre muchacha siendo una niña se le había acercado a buscar de ella una caricia, un abrazo, un beso o una palabra de afirmación y de su boca solo salían maldiciones para su hija, rechazo, indiferencia, se recordó de los crueles castigos a los cuales infinidad de veces la había sometido y sin razón alguna, y la muchacha jamás le había renegado y nunca había metido las manos para defenderse, nunca le había preguntado a su hija que sentía, las sugerencias como madre eran, levántate anda jala agua, deja la holgazanería, hace la comida y anda déjale de comer a tus hermanos a la milpa, apúrate, deja de estar perdiendo el tiempo, y si iba al mercado le decía:  cuando se seque esta escupida quiero que estés ya en la casa, o le decía anda al molino, sino sirve el molino mole en la piedra, y a la misma hora tienen que estar el rimero de tortillas y la comida para los comensales, sino le decía ve como haces, ese es tu problema, ya dejaste de moler y hacer tortillas anda jala unas cantaradas de agua, que no hay, y solo eran reproches y todos por igual, para la abuela así fue su crianza, por eso pensaba que eso estaba bien para su hija, sin acordarse de que los tiempos cambian y que todos los seres humanos somos distintos; se recordó que el día de la despedida de noveno su hija llego muy triste, le quiso decir algo, pero ella le reprimió, porque estaba atrasada para hacer la cena, y como la vio triste ese día la golpeó por haragana; y la muchacha había pasado llorando mucho tiempo, y ella le dijo que se dejara de tonteras, que no tenía nada porque llorar; y por primera vez los instintos maternales para la muchacha se le despertaron y lloro amargamente, no podía borrar de su mente la mirada llena de ira y indignación y de determinación que tenía su hija cuando golpeaba a la digna mujer casada, que de digna no tenía nada; y cuando llego sin decir una sola palabra contra su hija solo le puso la mano en su hombro, sin ningún reproche ella sabía que todo lo que su hija había padecido todos tenían una parte de culpa hasta la muchacha, y decidió dejarla que ella tomara decisiones, buenas o malas, que las tomara, no era que las aceptara, simplemente no la iba a tratar a su hija como la prostituta que decían los demás que era, y que no era, y aunque fuera, para ella siempre seria su hija, que lastima, que tarde había reaccionado, a los diecisiete años de edad de su hija.
Las necesidades persistían y el irresponsable del papa de Joselito mujereando no aparecía, en ese tiempo no existía ninguna Procuraduría, para  obligar al perverso, después de todo era un gran pillo que para evadir su responsabilidad decidió irse para el norte, si tuvo un poco de miedo, él sabía que había forzado a la madre de Joselito, y que se supiera el asunto pero sin duda alguna para ese tiempo hubieran ido muchas testigos en contra de la pobre muchacha para calumniarla y decir que ella se busco todo el daño que el perverso le había causado; el fulano sabia, que ese embarazo era no deseado por la muchacha, y que ella solo había sido su víctima porque su familia nunca la habían apoyado en nada y ella no tenía la suficiente confianza para decirles lo que había pasado, y que él se había encargado de hacer sentir a su pobre victima como la responsable de su misma tragedia.
Al fin después de dos aventuras ninguna bien plantada los amigos del monstruo la invitaron a salir y ella acepto, la muchacha ya había aprendido a tomar un par de tragos antes de hacer todo lo que realmente aborrecía, si aborrecía porque ella era incapaz de disfrutar lo que en su mente fue su desgracia, pero aprendió a sacarles un poco de pisto a los hombres, a manipularlos un poquito, ya que ellos siempre eran más vivos que ella, difícilmente tomada ella decía que no, y bien tomada, de varias cosas no se acordaba, a parte que ahora ya tenía un pistillo para el día que naciera su hijo. En este tiempo ya había comprendido el asunto lo de la pérdida de su pureza jamás fue su culpa, excepto el creer en las mentiras de un hombre sin principios y el haberse encontrado a solas con el perverso, ya tenía más conciencia de cómo eran las cosas.
Era extraño, a pesar de su gran necesidad jamás pensó en abortar a Joselito, o en presionarse tanto el estomago para ocultarlo,  era lo único que realmente era de ella, un pedacito de su ser, que va ser mío y solo mío se decía, a veces deseaba que ya hubiera nacido, que ese niño le tocara con sus manitas su rostro y la abrazara y le dijera mama te quiero, un amor verdadero se decía ella, nadie la había contemplado y la había hecho sentir amor verdadero, amor puro, amor bueno; se hacía puñito en su vieja cama de lona, y trataba de abrazarse el estomago, aunque no podía, siempre le decía hijo si tu papa no te quiere yo si te quiero, y siempre te voy a querer, y primero Dios, te voy a sacar adelante.
Si al menos el ingrato del papa de Joselito hubiera sido responsable… ahora era tarde, el niño nació y no fue nada fácil el parto, ella sentía que se partía en dos, fue un parto de sangre; ella sentía que la vida se le iba y luego del trabajo de parto nació un niño tan lindo, con su piel blanquita y rosadita, con unos lindos ojitos entre verdes y grises, que parecía gatito, y en ese momento tan especial, el dolor que había sentido parecía haberse desvanecido, lloraba tanto pero de felicidad, y aun sin haberle quitado la sangre su madre por primera vez lo cargo entre sus brazos, lo beso y lo abrazo, co tanta felicidad que por breves momentos se olvido de todas sus penas, al fin sintió alguien que le pertenecía, que iba a luchar con uñas y dientes para que tuviera una vida diferente a la de ella, aunque el camino por donde ella iba; solo le causaba la destrucción que la mayoría de gente que conocía le habían deseado.
En esa colonia había una viejita, que era muy sabia, era una cristiana evangélica, en su boca siempre habían palabras de misericordia; ella intuía como habían sido las cosas, un día al ver a la pobre muchacha cabizbaja, y con los ojos llorosos, le dijo hija veni, te voy decir una cosa, yo creo que Dios, te va ayudar, acércate a Dios, arrepentite de todos tus pecados con todo tu corazón; no te vengues de nadie, deja que Dios, te haga justicia, mis padres siempre me decían: “mientras la mentira recorre todo un camino, la verdad llega en un solo momento”, no te preocupes, Dios no te va a dejar morirte de hambre, ni a vos ni a tu hijo y mira el hijo que en el embarazo mas te hace sufrir es el que más te hace gozar, que no se te olvide y también, que para mi seguís siendo la muchacha mas buena, humilde y pura  de este lugar, y un día quizás yo no le vea, pero esta criatura que vas a tener te va a traer una gran bendición, y te vas acordar de mi, Dios te va a dar un hombre que te ame y te respete, y te cuide, hay vas a ver, yo voy a orar siempre por vos.
Esas palabras la llenaron de esperanza, que lastima que no hubieran tantas personas como esa anciana en ese lugar.
Por pura curiosidad y por los rumores de los periódicos locales de la colonia,  apareció el padre de Joselito, con un simple: discúlpame que no te ayude, pero es que no estaba seguro que el niño fuera mío, el muy sínico le decía semejante insulto a pesar de saber que esa pobre muchacha el fue su primera experiencia, le dijo pasado mañana me voy para el norte y hay te voy ayudar a criarlo, los primeros meses quizás no, porque no sé si halle trabajo, ella solo lo vio y no le respondió ninguna palabra; dicho y hecho, se fue, dos besos fueron los únicos que le dio al niño, el primero cuando lo vio y lo cargo por primera vez entre sus brazos, todavía incrédulo que él fuera el padre, y el segundo cuando se marcho; pasaron los años y no le ayudo, la madre de Joselito se fue a un trabajo que le habían conseguido en Belice un enamorado de ella, que le había prometido el cielo y las estrellas, ella ya no creía que para ella existieran ni cielo, ni estrellas; ella no creía que ningún hombre le pudiera dar el cielo y las estrellas, y quien podría creerlo después de que tantos hombres solo le habían usado y dado punta pies; ella ya era incapaz de creer en la bondad de ningún hombre, pero sentía que por el bien de Joselito tenia que luchar, siempre que llegaba a la casa le llevaba algo, un carrito, siempre comida, algo, aunque por una extraña razón lo que mas amaba Joselito era estar con su mama, a el no le interesaban mucho las cosas ni caras ni bonitas, pero abrazar y besar a su mama, eso si le agradaba, en la sencillez de vida del pequeño niño, solo con ver las nubes se imagina que eran figuras de animales, y pensar que allá arriba en los cielos había un ser supremo llamado Dios, y que era bueno, lo alegraba tanto, a Joselito quedarse dormido junto a su amada mama y sentir sus abrazos eso si le parecía lo más agradable en el mundo; para Joselito su mama no solo era la mujer más bella del mundo con o sin maquillaje, era la más buena, la más pura de las mujeres, él conocía la bondad de su mama, a él, le parecía que ella era un ángel.
 A los cuatro años de edad de Joselito, su mama, por buscarle un mejor porvenir lo dejo viviendo con la abuelita, en la mente de la muchacha lo material comenzó a pesar mucho, tomo la decisión de irse a Belice; ese día tan gris, su mama le explico a Joselito que iba a dejarlo con la abuelita, que iba a un lugar muy lejos a trabajar, para comprarle zapatos, comida, ropa y juguetes que nunca se iba a olvidar de el, y que él era, el regalo de Dios para ella, que era lo mejor que tenía en su vida y que si Dios se lo permitía, ella iba a volver por él; el niño le pregunto que si en la noche iba a regresar, ella le dijo que no, Joselito comenzó a llorar, su pequeño corazoncito se rompía en muchos pedacitos, cuando se despidió de su mama, se dieron una abrazo tan fuerte y tan largo que parecía no terminar, el no quería que ella se fuera, pero sus pequeños pensamientos y sus lagrimas fueron interrumpidas cuando sintió que una gotas de agua le cain sobre su frente, eran las lagrimas de su mama, que tenían muchos años de no aparecer, le dio un beso con todo su amor, se soltaron y la abuelita tuvo que sostener al pequeño niño, que le gritaba no te vayas mama, si yo te quiero, no quiero comida, no quiero zapatos ni ropa, ni juguetes, yo solo te quiero a vos, fue dura la despedida, la abuela también lloraba, el niño comenzó a ver a su mama caminar tan rápido que comenzó a correr, ella llevaba su corazón fragmentado en muchas partes, pero por su reputación ya no podía conseguir un trabajo decente y tuvo que marcharse, pues su hijo crecía y no quería que cambiara de opinión con respecto a ella, y el pequeño niño la vio perderse entre esa larga calle, el solo deseaba que ella se regresara y que no se fuera, Joselito no comprendía porque si él era lo más importante para su mama, ahora ella se iba y lo dejaba solo con su abuelita, paso tres días llorando por su mama, sin hambre, la abuelita se preocupaba pero tenía que ser fuerte, ella que nunca lloraba, cuando el niño se dormía, le salían de los ojos unas cuantas gotas de agua, eran pocas tenia tantos años de no llorar, pero al ver el dolor de ese pobre inocente, se sentía impotente, y sentía que no podía hacer otra cosa más que llorar.
La abuelita de Joselito desde el día que lo vio, lo amo, tuvo un gran presentimiento y dejo de culparlo y renegar por haberle desgraciado según ella la vida a su hija menor.
El trabajo de la mama en Belice, no fue tan diferente al camino que ella tuvo que tomar el día que todos le dieron la espalda, solo que ahora era mucho más fría y era calculadora, esperaba en realidad una oportunidad, ella decía, Dios, dame solo una oportunidad para cambiar de vida, solo dame una oportunidad para cambiar de vida, quiero estar con mi hijo, y tener una familia, Señor escúchame te lo suplico, en un bar y restaurante donde ella trabajaba, conoció a un hombre de buen parecer, era extraño este hombre no tomaba licor, no tenia vicios, era buena persona, que sin que ni para que comenzó hablar con ella y al poco tiempo comenzó a querer tener algo en serio con ella; lo que él le dijo y fue sincero “ si un día llegas a tener algo conmigo, a mi no me importaría tu pasado, eso sí quiero que ese pasado; se quede en el pasado”, por lo que le ayudo a buscar un empleo diferente, ese trabajo la dignificaba no ganaba tanto como en el bar, pero era suficiente para sostenerse y enviarle dinero a su hijo y a su mama, y ahora ella sentía que se comenzaba a dignificar de nuevo;  la abuela de este hombre también había sido una mujer de muy mala reputación, pero él no conocía ninguna persona con mejor calidad humana que su abuela, después de conocer a Dios, comenzó a cambiar el rumbo de su vida; su abuela se caso con un buen hombre con su abuelo y este hombre la ayudo, se convirtió en un apoyo, también, un regalo de Dios, que la amo, la acepto y la ayudo a crecer emocionalmente; el enamorado de la madre de Joselito no era que quisiera repetir la historia, el no conocía de Dios; ni ella, ni aquel hombre entendían el porqué de las cosas, comenzaron a salir, y sin ella planearlo salió embarazada por segunda vez, el padre de este niño la amaba, pero interiormente sentía celos de un pequeño niño que vivía en El Salvador, del pobre Joselito, no le caía muy en gracia el lazo tan fuerte entre su amada y el niño.
Pero, el si acepto que la mujer estaba embarazada de el, y por primera vez ella tuvo un novio en extrañas circunstancias, le regalaba rosas color rojo,  la tomaba de la mano, caminaban un poco, la presento ante su familia y ellos la aceptaron, era extraño, ella para el no solo era un cuerpo, ella era un ser humano, ella era una mujer con emociones, opiniones fuertes y sentimientos demasiado fuertes que involucraban un gran amor a un pequeño niño llamado Joselito.
Cuatro años mas pasaron cuando la mama de Joselito apareció, en la puerta de la casa, con una nueva sorpresa, con un nuevo embarazo, cuando la vio Joselito, le dijo la abuelita: Joselito ella es tu mama hijo, ¡que no te acordas! ¡mi mama¡ respondió el pequeño, si dijo la abuela, mi mama se decía Joselito, después de verla fijamente por un breve momento se abalanzo sobre ella, y casi se caen, las lagrimas salian de los ojos de ambos a cantaradas, y sus recuerdos de estar en los brazos de su mama volvían, en ese momento Joselito deseaba que fuera eterno y que no pasara, cuanto la había extrañado, pasaron varios minutos y con sus ojitos llenos de lagrimas que se le habían hecho como cafés claros, el la veía fascinado y un poco preocupado, el niño al observarla bien le pregunto que si estaba enferma porque a causa del embarazo el estomago de su mama era tan enorme, y ella estaba tan delgada que a el le parecía que estaba enferma, y ella solo sonrió, lo abrazo, y  le dijo, no hijo este es tu hermanito, Joselito no le entendió, pero al decirle que no estaba enferma y ya que su madre jamás le había mentido se tranquilizo y su alegría se hizo completa, la abrazo, algo extraño parecía ocurrir en el corazón de Joselito, no importaba el tiempo que ella se había ido, solo con saber que su mama había vuelto, que le había cumplido las palabras que iba a regresar por el y que había vuelto por el,  parecía que le habian devuelto a la vida al niño Joselito, que reia y lloraba  de una gran felicidad.
El tal Joselito, era un niño chulísimo y dulce, bastante ingenuo, travieso durante su crecimiento y en ausencia de su madre, en su forma de vivir le encantaba andar agarrando sapos en el invierno, cosas como andar corriendo debajo de la lluvia, llenándose de barro los pies, habían pasado cuatro años viviendo solo con su abuelita, y su querido perro Canelo, a sus seis años su abuelita lo inscribió al primer grado, y casi todos los días al llegar a la casa ella le daba una chenga con unos frijoles salcochados encima y un pedacito de queso fresco, eso era la comida favorita de Joselito, que felicidad, un poco de café, para los dos, y el canelo se conformaba con comer tortilla sola, dos días de la madre hubieron en la escuela en donde su abuelita se presentaba como la segunda madre de Joselito, el hacia dos recuerdos en cada año uno para su mama y otro para su abuelita, lo malo fueron esos dos días del padre, nunca llego en su representación ningún padre, entonces el decidió que iba hacer los recuerdos solo para su Padre Dios, su abuelita le había dicho que Dios era el Padre de todos; y así lo hizo y los guardaba, ya que sus tíos también se habían ido de la casa, y él se había convertido en la única compañía de la abuelita, a quien a sus escasos ocho años de edad, en tamaño casi la alcanzaba, siempre le decía: mire abuelita cuando yo este grande le voy a comprar una casa grande ya va a ver,  y la voy a llevar chiniada para que no se me vaya trompezar en la calle y se me vaya a caer y se vaya hacer algún daño, el niño se convirtió en el bordón de la abuela, las murmuraciones de la viejas chambrosas de la colonia siempre persistían, ya que como no estaba presente la madre de Joselito ellas se ensañaban contra el pobre niño, eran tan malas siempre guardaban el deseo de dañar a un pobre inocente poniéndole el sobrenombre de “El bastardo”, ese trato era cruel, el niño no lo entendía, la abuela solo callaba pero tenía ganas de agarrar de las greñas a esas viejas chismosas, todas se las daban de dignas, y todas tenían su historia unas bastante  guardadas, otras no, varias habían sido grandes firmas, algunas estaban casadas, otras acompañadas, pero tenían sus espejos de vida bastante empañados, los cónyuges habían servido de paño para limpiar las vidas pasadas de ellas; sin embargo al pobre niño siempre lo menospreciaban, ellas también tenían hijos y no precisamente de un solo hombre, algunas habían sido claras en decirlo, otras a sus pobres esposos les habían atribuido la paternidad de una infidelidad; era una pena como eran de malas y como menospreciaban al pobre Joselito, y en realidad el corazón puro del niño era tan hermoso, que a pesar de las malas miradas, de las palabras ofensivas en su contra, que las mujeres le hacían, el  siempre les sonreía, en ese pequeño corazón no existía la maldad.
Su hermanito nació, le pusieron por  nombre Juan; Joselito, no sabía quién era el papa de ese niño, sintió celos de su hermanito, y por primera vez sintió maldad en su corazón deseaba que ese niño no estuviera en la casa, su mama comenzó a contemplarlo más, y a explicarle que ella aunque tuviera más hijos nunca lo iba a querer menos; y Joselito comenzó a comprender que entre su mama y él había un lazo tan grande que jamás nada ni nadie podía romper, saco esa maldad contra su hermano de su pequeño y bondadoso corazón y comprendió que su mama amaba a su hermano, mucho y trato de entenderlo porque eso hacia feliz a su mama, y comenzó a quererlo a cargarlo en sus brazos como símbolo de su afecto a su hermanito y a su mama, y así lo hizo, se decidió amar a su hermano y le amo mucho, y se decía mi hermanito tambien es hijo de mi Padre Dios.
El tiempo paso, y  a su mama le hicieron otro ofrecimiento, el papa de su hermano Juan, quería casarse con su mama, dicho y hecho a los cuatro meses y medio de nacido Juan, el papa de el se caso con su mama, y se  fueron a una casa que el papa de Juan compro en San Salvador, un lugar sencillo y humilde, y su mama se llevo a Joselito a vivir con ellos, los meses comenzaron a pasar, y la locura en la mente de su padrastro comenzó aparecer, ya veía como mala pieza al pobre hijastro, ya sentía que hasta era una gran amenaza para su hogar, las cosas en la casa parecían que todo marchaba bien, lo único que Joselito no entendía porque si este hombre se veía buena gente, a su mama siempre la veía llorando, un día se dio cuenta que cuando él hacia travesuras, al papa de Juan no le gustaba, lo menospreciaba ante su mama, diciéndole que Joselito era una mala semilla, que tenía mala sangre, que el no iba a criar cuervos para que le sacaran los ojos, y que no lo quería cerca de su hijo Juan porque le iba a enseñar malas costumbres, como si agarrar sapos después de la lluvia fueran malas costumbres, como si mojarse con la lluvia fuera tan mala costumbre, como si comerse una tortilla con frijoles y queso en la mano fuera tan perverso; muchas fueron las veces que estuvieron a punto de separase sin embargo la mama quedo embarazada de dos niñas, gemelas, y esto cambio todo; la madre de Joselito no estaba dispuesta que sus hijas llevaran su mismo destino y con todo el dolor de su alma hizo de tripas corazón y opto por no separarse de su esposo y envió a Joselito para la casa de la abuelita.
El padre de Joselito, José Ignacio Sibirian, más conocido como Nacho Sibian, le había pegado la soledad, quizás más el remordimiento de saber que le había arruinado la vida a una muchacha con su irresponsabilidad, que por su culpa se había prostituido, que su hijo ni siquiera le conocía la voz, ni había tenido el gusto que lo llamara papa, había mujereado tanto, estaba cansado de tantas aventuras y pensaba que ya era tiempo de sentar cabeza, recién llegado a los Estados Unidos de Norteamerica, busco una norteamericana, la sedujo, se caso con ella por puro interés, por papeles, pero a ella no le agradaba la idea de tener hijos, y casualmente a pesar de sus mal andanzas solo Joselito era su único hijo que el sabia que existía; al único que lo reconoció como hijo, porque vivian en la misma colonia y se dio cuenta, pero a las muchas mujeres que les había hecho daño de repente y bien que le aparecían unos treinta hijos de diferentes edades, y madres, y todos regados pues siempre había tenido el dicho famoso de los marineros “en cada puerto un amor”; bien se caso con la gringa y pasados casi diez años y ya como ciudadano americano, comenzó a llamar a la abuelita de Joselito, pero par comunicarse con ella tuvo que pedirle de favor a la tal niña Catocha,  para decirle que quería llevarse a su hijo para el norte, que se lo quería llevar para que fuera alguien en la vida, se lo decía y parecía que Joselito no era nadie en la vida; que si le daba al niño para que se los llevara al norte, iba a estudiar allá, que iba aprender el ingles, para tener un mejor futuro. Joselito no se quería ir a vivir  con un extraño; en realidad, no quería separase de su mama, ni de su abuelita; el sabía que no vivian en la misma casa con su mama pero estaba cerca, el pobre Joselito tenía una carga tan grande en su corazón de alguna manera se sentía culpable de la mala vida que su mama tuvo al salir embarazada de el, el ya se preguntaba muchas cosas y los cucheos de las chismosas ya habían llegado a su mente y a su pequeño corazon, los recuerdos de los menosprecios de la gente, de oir cierta palabra cuando sus vecinas chismosas se referían a el como el bastardo le repicaban en sus pensamientos, esa palabra que le había preguntado a su profesora en la escuela y ella le había explicado que un bastardo era el hijo de nadie, era un hijo que no había nacido dentro del matrimonio y que se suponía por eso que no tenia padre, los desprecios de su padrastro hacia el, le hacían mucho daño, y sobre todo acordarse de ver llorar a su mama, cuando lo  ofendían o lo menospreciaban a el, le dolía tanto, ahora si a sus casi diez años ya comprendía los comentarios de la gente, ya comprendían porque siempre unas señoras que lo miraban con malos ojos le preguntaban cosas de su mama y siempre le decían ciertas cosas de ella y por todo eso tomo una decisión, que aunque su papa fuera un extraño, se iba arriesgar, se iba a ir con el.
Le hizo creer a su mama que quería conocer a su papa, que quería ir a estudiar, y haber que pasaba, le dijo a su abuelita Catocha, que se iba para trabajar a sus escasos diez años para comprarle la casa que siempre le había dicho, y que le iba a mandar mucho dinero.
Era un dia lunes a las cuatro de la mañana tocaron a la puerta un coyote, el inteligente del papa de Joselito, por no haberle arreglado los papeles a su hijo en el tiempo preciso y por tal que Joselito fuera a clases desde el primer día de escuela, y más que todo por saciar su soledad, mando a traer al niño con un coyote, el niño tenía que pasar el desierto, esto no se lo habían dicho a la mama de Joselito, sino se hubiera negado a semejante cosa, a ella lo que le habían planteado era que un señor se iba a llevar el niño por avión, que necesitaba un permiso hecho por un abogado, y que así se iba a ir, que se iría el día viernes, por avión a las diez de la mañana; la abuelita de Joselito de tristeza que el niño se iba estaba enferma, le dolía hasta el pelo, se la habían llevado al hospital el día sábado, y Joselito estaba al cuidado de su tía mayor la Tía Elvira, y estaban en la casa de la abuelita; su tía, ignoraba como se había hablado que serian las cosas.
El coyote, con instrucciones de Nacho Sibirian, y por una urgencia del mismo coyote, llego cuatro horas antes, se lleva por tierra a Joselito, solo le pide a la tia le ponga dos mudadas de ropa, un poco de agua y el muy ingrato le dice que si el niño ya desayuno, lo despierta y sin bañarse, ni comer, se lleva al niño exponiéndolo al peligro, al desierto, a la muerte.
El coyote pensando que lo iba hacer pasar por su hijo, llevaba ya unos papeles falsos, que a saber de donde los había sacado, que decían que Joselito era su hijo, aunque lo que decía el papel no se veía muy convincente ya que el coyote era negricillo, negricillo, casi un sorullo; solo los dientes y los ojos le cheleaban, y Joselito casi parecía hijo del sol, excepto porque si se le veían las cejas, las pestañas y los ojitos eran color grises a veces se le veían verde musgo a veces miel; y junto con ellos iban otras personas tres mujeres una de veinte, una de veintidós y otra de treinta años de edad, cuatro hombres uno de veinte, otro de veintiuno, uno de veinticinco, y el otro de cuarenta, todos en búsqueda de un sueño americano, ninguno se veía fino aunque si las mujeres llevaban más de una cosita de oro que les brillaba, ninguno era de buena casta, aunque sí de buenas costumbres, eran personas decentes que con mucha incertidumbre y dolor iban buscando una mejoría en su vida, todos se veían algo sencillos, con miedo, preocupados, llevaban varias maletas, y el coyote iba renegando, que porque llevaban tantas cosas, les decía que estorbo les iban hacer, y que en el camino las iban a tener que dejar, y que mucho escándalo se veía, como si querían impresionar a alguien, que rápido los iban a descubrir, pasaron la frontera salvadoreña, a ese tiempo no habían tantos controles como hoy, llegaron a Guatemala, un poco más calmados tomaron un bus y viajaron hacia México, y allí abordaron dos taxis, lo malo fue que por llevar prendas de oro, los taxistas eran delincuentes y se desviaron de la calle y les robaron cuanto pudieron, el coyote con el único que se sentía comprometido era por Joselito, al ver las actitudes de los taxistas se le aventó del taxi, jalo al niño de un brazo y comenzaron a correr, solo dos de los tres muchachos varones y dos mujeres se salvaron del asalto, corrieron persiguiendo al coyote, quien se metió en un cañaveral, se estuvieron allí por mucho rato, una unidad de policía venía detrás de los taxistas y los que quedaron atrapados comenzaron a gritar, los detuvo la policía, a todos a los taxistas por delincuentes y a los inmigrantes por emigrar, y los llevaban para repatriarlos.
El coyote cuando sintió que estaban seguros, salieron buscaron algo para llevar agua,  hallaron en el camino un pick-up, quien lo manejaba no era ningún sencillo, el coyote  le dijo que cuanto les cobraba por dejarlos cerca de un sitio, y les dio su precio, nada barato, y llegaron hasta el desierto de Tijuana, allí comenzó el calvario para todos, mal dormidos, sin comida, con poca agua, en medio de la nada, en medio del calor y del frio de la noche, se llevaron varios dias para pasar, que difícil, y pasaron un rio cerca de Texas, por piedad a ese niño uno de los guardias se hizo el loco, como si no los había visto, dejaron pasar al coyote y al niño, y más atrás venían los otros ilegales, a quienes detuvieron en el lugar, y pasaron.
Una llamada hizo el coyote al papa de Joselito, ya los estaban esperando unas personas en un pick-up, todo había sido tan rápido, el niño estaba deshidratado, había bajado varias libras de peso, estaba doradito de sol, requemado, sucio, y con hambre, llegaron a Los Ángeles, allí estaba Nacho Sibirian, el papa de Joselito, esperándolos con una parte del dinero, cuando los vio se asusto porque el niño se veía bastante desmejorado, y dijo al rato se me muere, allí si voy a estar en problemas.
En El Salvador, a la madre de Joselito, su hermana no le había dicho que ya se habían llevado al niño, a las dos de la tarde se entero de la noticia, ella no queria ver partir a Joselito, ella sentía que ese golpe seria demasiado para ella, la superaba, y no queria, en ese mismo momento se fue a poner la denuncia a la Policia, pero ya era demasido tarde, ellos bien temprano habían pasado la frontera, no le quedaba más alternativa que esperar, no sin antes irle hacer un gran escándalo a la madre de Nacho Sibirian a la tal niña Chávela, que cuando la  vio no estuvo lista para cerrar la puerta de su casa, y jamás había tenido a ninguna fiera dentro de ella, la madre de Joselito, le exigió inmediatamente el numero de teléfono del descerebrado de Nacho Sibirian, el sin vergüenza no le quizo contestar, y ella le dejo bien claro a niña Chavela, que si algo le pasaba a su hijo, no iba a descansar hasta que estuvieron presos, la vieja se hizo la que le daba un infarto, ni caso le hizo la madre de Joselito, cuando la vio que fingía le dijo: señora deje el espectáculo que por eso nadie le va a pagar, no se en que cabeza cabe hacer lo que su hijo hizo, avíseme inmediatamente llegue mi hijo, y si algo le ha pasado malo aténgase a las consecuencias, y salio, los hermanos de Nacho se asustaron, y cuando ella se fue se comunicaron con él y le dijeron suplícale a Dios de todo corazón que ese niño llegue bien, porque ahora si nos has metido en un gran problema,  todos estamos en un gran problema, vos nunca conocistes de que madera esta hecha la mama de tu hijo.
Cuando Joselito vio por primera vez a su papa, el dijo Hijo no va abrazar a su papa, hay que lindo mi hijo, es igualito a mí, a mí se parece decía, para el niño lo que le parecía es que veía un completo extraño, lo vio a los ojos fijamente, y solo le dijo buenas tardes, Nacho por fotos ya conocía a Joselito, venga hijo vámonos, lo llevo a su pequeño apartamento, donde le preparo un lugar para dormir en un sillón viejo y sucio, aquí vas a dormir le dijo, el niño como jamás había sido ambicioso lo acepto pero no cruzaba mayor clase de palabras con él, Nacho se encargo de contarle como había sido que él se había enamorado de su mama, y que todos estos años él le había ayudado económicamente a su mama para sostenerlo a el, y que su mama era una malagradecida y una orgullosa que no quería recibirle el dinero que él se ganaba con tanto esfuerzo para su amado hijo. El niño solo lo miraba fijamente sin decir ninguna palabra, era pequeño pero bastante inteligente, no le creía ninguna palabra, el sabia que todo era mentira y sabia que el estaba en ese lugar sacrificándose por ayudar a su mama y por nada más.
Cuando la gringa, la madrastra vio al niño, no le cayó en gracia que el viviera con ellos, tomo una decisión que desde antes quería hacer, dejar al tal Nacho, estaba cansada de sus irresponsabilidades, como para aceptar tener otra boca mas para mantener, porque ella era quien sostenía el hogar, estaba harta, de todas las mentiras, estaba harta de sentirse usada, estaba fastidiada y hasta el cansancio que cuando se caso, no sabía que su esposo iba ser tan cómodo, que en vez de funcionar como un esposo lo que ella había adquirido era un hijo, fue suficiente, no más le dijo la mujer, hasta aquí llegamos, te mando los papeles para divorciarnos, y si no te parece, entonces voy a pedirle a un juez que me pagues todo el dinero que durante años he invertido en ti. Al cabo de unos meses se divorcio de Nacho,  y entonces Joselito, se quedo viviendo solo con su papa, solo con un extraño, que ya tenía ciertos planes, cuando la mujer se fue se dijo: al fin libre, que bien se siente, bueno viernes y sábado por la noche, comienza la fiesta, al muy inmaduro se le olvido que ya no vivía solo, que tenia un menor a su cargo, que este niño, estaba en un país extraño, para ventaja de el, en ese estado se hablaba español, pero era un lugar mucho más grande, para un niño, que el necesitaba ayuda en todo sentido, y Nacho comenzó a irse a parrandear, a vivir de préstamos,  “el padre de Nacho Sibirian” era la nueva victima, y comenzo a dejar al niño solo, no le preparaba el desayuno antes de irse a estudiar, se le olvido tantas veces irlo a traer después de la escuela, como la gringa era quien pagaba el alquiler del lugar, y no era barato, para poder seguir viviendo en el mismo edificio se tuvieron que mudar hasta el piso treinta y seis, sin ascensor, era difícil, aunque Nacho también le estaba sacando lucro a Joselito, el gobierno le pasaba cierta cantidad de dinero y unos ciertos cupones para sostener al niño; el calor en verano era difícil, subir esas escaleras que parecían no terminar, pero lo más malo era que Joselito tuvo que ver muchas mujeres desfilando al cuarto de su papa y él se tenía que quedar callado, muchas veces sin comer y durmiendo en el sofá, vaya ejemplos, en la escuela se hizo de un amigo, que también era salvadoreño, este niño vivía en un edificio cercano a el, la abuelita de este niño sin conocerlo intuía que algo no estaba bien con Joselito, comenzó por mandarle sándwiches y galletitas que ella misma cocinaba, esa abuelita era como  un ángel que Dios le había puesto en el camino. Pasaron los años y Joselito tenía un gran propósito en su vida, jamás ser como su padre biológico...
Continuara...





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