El dinero no faltaba, ella tenía
sus lujos, ahora salía con diferentes hombres incluso el dueño del Bar, que era
amigo de su marido pero que siempre le decía que a su marido que a ella no le
importaba su jefe, cosa que era cierta, que ella lo sabía bien, pero su marido
no significaba ningún obstáculo en los planes de ella, él llegaba de vez en
cuando a tomar al Bar, dejaba su hijo con su mama, y a veces hasta los tres
salían y llevaban a otra de sus amigas.
No importaba adonde quiera que
ella, siempre se sentía vacía, con una ausencia en su interior que la
desesperaba, sonreía y quería hacerle creer al mundo que era una triunfadora,
sus ropas eran bonitas, pero nada la llenaba, el dolor de haber dejado a sus
hermanos con su padre le causaba un profundo pesar, y a donde quiera que fuera
siempre veía en más de algún lugar la frase “Jesús te Ama”… aunque su corazón
estaba tan destrozado por dentro, al punto que le era imposible creer en el
amor de Jesús de Nazaret…
La abuela del niño comenzó a
involucrarse en la vida de ellos, y se llevó con ella al primer nieto; los tíos
por parte del marido también, ella salió embarazada por segunda vez, y al igual
que la primera vez no sabía de quien era, pero en este tiempo el marido decidió
comportarse diferente, un poco más prudente, ya que por suerte el primer hijo
si parecía ser de él, se parecía a él, y este segundo parto tendría que estar
atento, porque no le tenía cuenta que su mujer se prostituyera, que saliera
embarazada y que por unos cuantos colones a él le tocara criar un hijo ajeno… y
fue un parto de gemelos, un niño y una
niña, la vida se complicó más, los niños crecieron y se necesitaba más dinero,
no sabía porque pero ya no era suficiente lo que ganaba en el Bar, también su
jefe tenía una nueva novia de las jóvenes que recién habían entrado a trabajar
en el Bar, una joven sin hijos, de dieciocho años de edad, muy bonita también
con un cuerpo y un rostro que parecía modelo; salir con ella ya no era
frecuente… su jefe tenía como decía carne fresca.
Su marido se había vuelto adicto
a la pornografía, y en su alcoholismo no reparaba en sus acciones, compraba
películas pornográficas y en lo que ella trabajaba el, las veía y los niños
andaban jugando por allí, y el con la puerta abierta lo encontraron sus
parientes, al día siguiente una llamada anónima al Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la
Niñez y la Adolescencia (ISNA), provoco una visita inesperada,
ese día se llevaron a los niños, ella luchaba desesperadamente por
recuperarlos, la opción que le dieron era que dejara al padre de sus hijos, y
que este le pasara una cuota alimenticia, y ella dejándolo todo así lo hizo por
amor a lo único que era puro y lo más grande para ella.
Pasaron muchos meses y no podía
recuperar a sus hijos, no podía verlos, dos navidades pasaron, y ni siquiera hubo
un abrazo para sus pequeños…
El padre de sus hijos también tenía
otra compañera de vida, otra víctima, y candidata a la desgracia, desdicha y a
la muerte…
Las fotografías de sus hijos con
ella, estaban en cuadros en la pared, de un pequeño cuarto, en un tercer piso
adonde para su dicha se veía San Salvador, esos cerros tan bonitos… ella había
conocido otro hombre y ya estaban conviviendo juntos, pero por su economía y las condiciones en las
cuales vivía no podía recuperar a sus hijos, no tenía como sostenerlos y
proporcionarles un desarrollo digno, no tenía como pagar los servicios de una
niñera, y recuperar a sus hijos…
Entre tantos recuerdos, la noticia más dolorosa y fuerte para ella era
que estaba infectada con VIH, ese día tan espantoso ella se fue a donde vivía.
Otra vez al Hospital Rosales, en
la etapa final de la enfermedad, en la etapa SIDA, en esa oportunidad, se encontró
con una desconocida que le dijo “… “El Señor Jesús Te Ama, y dio su vida por
amor a ti”.
Hace pocos minutos en su cama,
ella recordaba entre sollozos las primeras
palabras de conquista de su actual compañero de vida, pero estaba sola,
se sentía muy triste, cuanto tiempo había perdido, los últimos cinco meses de
vida, no podía ingerir alimentos, o los
vomitaba o su estómago se corrompía y sufría de continuas diarreas y pasaba
días sin poderlas frenar, lo malo es que no sabía cuánto tiempo le quedaba de
vida… su piel parecía mortecina de continuo parecía morir, su cabello estaba
cayéndose rápidamente, solo pasarse sus manos sobre su cabeza y su cabello
quedaba en sus manos; solamente una frase era imborrable en su memoria, un día
alguien le dijo lo más hermoso que nadie con hechos y palabras le demostraban… “El Señor Jesús Te Ama, y dio
su vida por amor a ti”.
Y si eso era cierto, entonces ya
no importaba que clase de vida hubiera llevado, porque Jesús había pagado el
precio de sus pecados y de la libertad en su alma, que Jesús la amaba, que
había entregado su vida en la Cruz del Calvario por amor a ella, que cada
golpe, cada látigo fue por amor a ella; sus lágrimas corrían por sus mejías, se
había sentido tan sucia, tan miserable, se había confundido a veces había
pensado que el maltrato y abuso de los demás provenían de Dios, en contra de
ella, eso no era cierto, en su corazón sintió algo bonito, extraño y diferente,
se fue a su casa, los meses pasaron y llego julio de dos mil once, en una mesa
de noche tenía un Biblia, la nunca había leído, por primera vez la abrió, y sus
ojos se fijaron en un versículo en Juan 3:16 que decía: “Porque de tal manera
amo Dios al mundo que dado a su único hijo para todo aquel que en el crea, no
se pierda más tenga la vida eterna”…
Ella siempre le había pedido
ayuda a Dios, para que el la sacara de todos sus problemas y necesidades, pero
en ese momento se dio cuenta que jamás había querido que el entrara en su
corazón y le cambiara su vida, que cada vez que alguien le había hablado del
amor de Jesús.
Ese día por primera vez, acepto
quienes eran sus victimarios, acepto su responsabilidad de sus propios errores
y le pidió perdón a Dios por pecados, y decidió retomar su vida desde el punto
en el que se había quedado…
Las cadenas de su alma comenzaron
a desprenderse, lloro tanto, suplico a Dios tanto, por primera vez sintió que
Dios la había escuchado, algo comenzó a pasar en su interior, el dolor horrendo
que llevaba dentro de si al fin se estaba apaciguando al grado de desaparecer,
ella y no comprendía el calor que la invadí pero por primera vez se sentía
limpia y pura, en su alma… y comenzó a sudar, incluso el malestar físico sentía
comenzaba a desaparecer, es que en ese momento el Señor Jesucristo se hizo
cargo de su vida…
Sabía que tendría que luchar
contra la enfermedad que tenía, que en la calle, todos aquellos hombres y
mujeres en su mundo libre son emisarios de la muerte, y son asesinos al asecho
buscando una víctima a quien destruir aunque no lo quieran, y ellos también son victimas de su propios
instintos, dañando y destruyendo las vidas de los demás, contagiándolos de
enfermedades mortales o de enfermedades del alma, haciendo de sus víctimas unos
muertos vivientes, llenos de culpa y vergüenza, que todo mundo los señala y las
pobres victimas salen a la calle y tienen que llevar sobre el peso de sus
espaldas la maldad que otros sembraron en ellos, sea o no con su consentimiento;
Solo Jesús, les puede libertar, ahora Ella sentía
fuerzas de Dios y no entendía como pero sabía que podía salir adelante y tener
libertad.
Maryjov.
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